SINOPSIS
Cinco momentos en la vida de una pareja actual... Retrato de una relación. Para contar su historia se han elegido cinco momentos importantes en sus vidas. Cinco escenas, cada una de las cuales contiene una pieza del puzzle pero no respuestas definitivas, dejando espacio para que la audiencia interprete libremente la película, de acuerdo con sus experiencias personales.
REFERENCIA
La filmografía de François Ozon (París, 1967) es bastante conocida como para sentenciar que estamos ante un cineasta bastante versátil, en el que la mezcla de géneros, la mirada al cine clásico y cierto apego a lo anticonvencional, caracterizan su estilo. Si no, recuérdense títulos tan disímiles como Gotas que caen sobre piedras calientes (Gouttes s’eau sur pierres brûlantes, 2000), la adaptación de una obra de Fasbinder, Bajo la arena (Sous le sable, 2001), un drama personal con finos ribetes de cine fantástico (agradable regreso de Charlotte Rampling); 8 mujeres (8 femmes, 2002), una comedia musical en la que reunía a un grupo de actrices (viejas y noveles) de mayor relevancia en el cine francés; o La piscina (Swimming Pool, 2003) en el que la imaginación le jugaba una mala pasada a la protagonista (de nuevo Charlotte Rampling), una exitosa escritora.

Ahora, este ex-alumno de Eric Rohmer, presenta Vida en pareja (5 x 2, 2004) una historia de amor al revés, desde el divorcio al primer encuentro, al estilo de films como Memento (Christopher Notan, 2000) o Irreversible (Irréversible, Gaspar Noé, 2003).

Vida en pareja fue presentado en el Festival de Venecia, donde anteriormente Ozon había mostrado su segundo largometraje Les amants criminels, en 1999.

Las intenciones del autor:
“Con Vida en pareja he deseado volver a la pareja con mis experiencias actuales, pero sin darle muchas explicaciones. Tenía la impresión de que es facil decir que lo cotidiano es lo que afecta a la pareja; puede que contribuya, pero esto no es más que un barniz para disfrazar las verdaderas divergencias entre dos personas. Las razones son más profundas y son las que me interesan: filmar los momentos fuertes de la vida de una pareja sin ofrecer únicamente lo cotidiano como centro de interés”.

De su particularidad de contar esta historia de amor al revés, Ozon ha dicho: “Cuando una historia de amor termina y se intenta recordarla, habitualmente lo hacemos desde los últimos momentos en que la hemos visto, he aquí donde cabe la ruptura. Me parece pues que para hacer una mirada justa y lúcida sobre la historia de una pareja, es menester comenzar por el fin y volver poco a poco hacia el primer encuentro (…). Deseaba dividir las diferentes emociones por las que atraviesa una pareja en el curso de su relación (…) Estaba también la tentación de, en cada una de las partes que componen el film, experimentar con un estilo diferente, comenzando, por ejemplo, con un film de cuadro dramático y psicológico, pasando, en la segunda parte, a un esquema social típico del film francés más clásico. Para la escena de la boda he pensado en los films americanos y para el primer encuentro quería rescatar algo del espíritu de los films de Rohmer… Durante el rodaje decía jocosamente: comenzaré como un Bergman y terminaré como un Lelouch…”