Basado en la historia real, el film relata cómo un asesino en serie aterrorizó al área de la Bahía de San Francisco y se burló de las autoridades en cuatro jurisdicciones con sus claves y sus cartas durante décadas. Dar caza al cazador se convertiría en una obsesión para cuatro hombres, una obsesión que los convertiría en fantasmas de lo que eran antes, sus vidas construidas y destruidas por el innumerable rastro de pistas del asesino.

Sin dudas que David Fincher (Denver, Colorado, 1962) se ha convertido en los últimos años en uno de los directores norteamericanos de mayor prestigio.

Ya a los ocho años realizaba sus primeras películas. Una de sus grandes inspiraciones ha estado siempre en el trabajo de George Lucas, sobre todo cuando en 1980 vio El Imperio Contraataca (The Empire Strikes Back), una experiencia que le proporcionó una nueva perspectiva del cine y le ayudó a definir su propio estilo a la hora de rodar sus proyectos.

Después de conseguir algo de experiencia en algunas empresas de animación, a los 18 años comenzó a trabajar en la Industrial Light and Magic (ILM) de George Lucas. Allí pasó cuatro años, un tiempo en el que tuvo la oportunidad de trabajar en films como El retorno del Jedi (Return of the Jedi), en 1983, o Indiana Jones y el Templo de la Perdidión (Indiana Jones and the Temple of Doom) un año después.

Al dejar la ILM comenzó a hacer spots de televisión, como el de la Sociedad Americana del Cáncer, y, sobre todo, a realizar numerosos videoclips para artistas como Madonna, Paula Abdul o el grupo Aerosmith.

Su debut en la dirección llegó en 1992 con Alien 3, una ópera prima muy poco placentera para Fincher ya que tuvo muchas dificultades con los responsables de la 20th Century Fox que lo apremiaban con los tiempos de rodaje. El film no fue muy bien acogido ni por la crítica ni por el público.

Tras esta experiencia, Fincher regresó al mundo de los videoclips y la publicidad, hasta que el destino tocó en su puerta en forma de guión. Había sido escrito por Andrew Kevin Walter y se titulaba Seven.

Rodada en 1995, se trata de una espeluznante historia de detectives en persecución de un asesino en serie. Despiadadamente lúgubre, rebosante de cinismo, la cinta obtuvo un gran éxito, algo muy destacable si se tiene en cuenta que no se trata de una típica película de evasión ni de un film comercial al uso.

Este reconocimiento le dio a la carrera de David Fincher el espaldarazo que necesitaba, pasando de ser de un director semidesconocido a tener una posición envidiable en Hollywood para futuros trabajos.

En 1997, Fincher realizó su tercera película, The Game, protagonizada por Michael Douglas. Aunque no tuvo la calurosa acogida de su antecesora, muchos estudios de Hollywood centraron su interés en su director, que con un estilo visual muy característico se convirtió rápidamente en un director con una gran cantidad de seguidores.

Con El club de la pelea (Fight Club, 1999), Fincher demostró que había madurado en su estilo. Basada en una novela de Chuck Palahniuk e interpretada por Edward Norton, Helena Bonham Carter y Brad Pitt –con quien ya había colaborado en Seven-, El club de la pelea es considerada por muchos como una moderna obra maestra; lo cierto es que la cinta despertó una gran controversia por su contenido violento y sus personajes "antisociales", polarizando de esta forma a la crítica y a la audiencia.

Sin embargo, después de este título, Fincher rueda La habitación del pánico (The Panic Room) su quinta película como director, un thriller protagonizado por Jodie Foster, Jared Leto, Forest Whitaker y Dwight Yoakam.

Zodiaco (Zodiac, 2007) es su más reciente producción, una historia basada en un hecho real acerca de un asesino, “Zodiac”, que aterrorizó a la Bahía de San Francisco por varios años, burlándose de la policía de cuatro distritos.

“Los que crecimos allí, en esa época, teníamos ese miedo infantil que se apoderaba de ti”, comenta el cineasta. “¿Y si era nuestro autobús? ¿Y si aparecía en nuestro barrio? Cuando eres niño haces de ello un drama mayor porque eso es lo que hacen los niños. Yo crecí en Marin y ahora conozco los lugares donde tuvieron lugar los crímenes, pero cuando se está en la escuela primaria, los niños no piensan en eso. Piensan, `Va a aparecer en nuestra escuela’”.

Nunca en sus sueños más descabellados se imaginó que tres décadas más tarde le pedirían que imaginase una película que le llevaría a: volver sobre los pasos del asesino con varios de los policías que habían seguido la pista del asesino más famoso de su juventud; revisar 10.000 páginas de documentos y pruebas; entrevistar a las víctimas que habían sobrevivido, a los seres queridos de los que habían muerto y a los familiares de un principal sospechoso. En aquel momento, ese principal sospechoso era un ex profesor convertido en pedófilo, expulsado y encarcelado por acariciar a niños de primaria.

Fincher también sucumbiría a la necesidad de saber; una necesidad que estimuló la obsesión de un joven dibujante de chistes sobre política del San Francisco Chronicle de resolver el misterio de un asesino. Robert Graysmith canalizaría esa obsesión en dos libros, el best seller Zodiac y su continuación, Zodiac Unmasked, narrando minuciosamente cada hecho y atormentado matiz de lo no probado para los más implicados en las investigaciones en cuatro jurisdicciones, su burlón pero encantador colega Paul Avery y él mismo.

“Robert Graysmith sabía que estaba al margen de esta historia. Quería ser parte de ella y se convirtió en parte de ella”, dice Fincher. “Lo hacía a su aire, sin restricciones, porque no era reportero. Fue Robert el que trató de resolverlo y después de que todos los demás se hubieran desentendido. Todo lo que incluimos en la película lo utilizamos a partir de lo que Robert nos proporcionó. Pero teníamos informes policiales y respaldamos todo con documentación, con nuestras propias entrevistas y con pruebas. Incluso cuando hacíamos nuestras propias entrevistas, hablábamos con dos personas. Una confirmaba algunos aspectos de la historia y otra lo negaba. Además, había pasado tanto tiempo que los recuerdos se ven afectados y el diferente relato de las historias cambia la percepción. Así que cuando había alguna duda siempre recurríamos a los informes policiales. Otra cosa sobre la historia de Zodiac es que hay tanta gente que está convencida de que Robert está equivocado respecto a algunas cosas y que la versión o interpretación de ellos es correcta, y han surgido tantos mitos que tienes que tener todo eso en cuenta cuando te enfrentas a la historia de Zodiac. Eso es por lo que decidimos contar la historia del modo en que lo hemos hecho, a través de los ojos de Robert. Mi objetivo era captar la verdad de esos libros”.