SINOPSIS
Gianni, un romano del Trastevere, vive en la casa familiar con su madre viuda. El día antes de la fiesta de Ferragosto, el administrador de la comunidad le sorprende con una propuesta muy poco habitual: que acoja a su madre en su casa durante los dos días festivos. A cambio, le ofrece deducirle las deudas que ha acumulado durante años en los gastos de la comunidad. Gianni acepta, pero poco después el administrador se presenta no sólo con su madre, sino también con su tía. Todo se va enredando cada vez más y poco después su amigo y médico de cabecera, que tiene que estar de guardia en el hospital, le lleva también a su madre...
REFERENCIA

Vacaciones de Ferragosto (Pranzo di Ferragosto, 2008) marca el debut como realizador del guionista italiano Gianni di Gregorio (Roma, 1949), tras haber coescrito el guion de la premiada Gomorra (2008) de Matteo Garrone, cineasta con quien venía colaborando, como asistente de dirección, desde el año 2000 en cintas como Estate romana, El embalsamador (L’imbalsamatore, 2002) (*) y Primo amore (2004).

Gianni Di Gregorio se enamoró del cine cuando aún era un niño y pasaba las mañanas en la escuela y las tardes en los cines locales, a veces viendo hasta tres películas al día.

Después de estudiar a los Clásicos en la escuela secundaria fue a la universidad para estudiar literatura, pero antes de graduarse se retiró para ir a la Accademia di Arti Sceniche en Roma, dirigida por Alessandro Fersen, donde obtuvo un diploma en dirección y actuación. Durante tres años trabajó en el taller de investigación experimental Fersen (participando en seminarios e intercambios con los grupos de Bob Wilson, Grotowski, Kantor y Chaikin), lo que le llevó a participar en “Leviathan” espectáculo presentado en el Festival de Spoleto en 1976.

Después de tres años en el teatro, como ayudante de dirección y actor, fue la visión de Mean Streets, de Martin Scorsese, la que le inspiró dedicarse a la escritura de guiones.

De 1986 es el primer guión de Di Gregorio para la película Sembra morto ma e solo svenuto, de Felice Farina, con Sergio Castellitto y Confalone Marina, que ganó el Premio de la FRIPRESCI Settimana della Critica, en el Festival de Cine de Venecia de 1987. Ese mismo año de 1986, Di Gregorio colaboró con el director Marco Colli para quien escribió el guión de Giovanni Sensapensieri (1986), trabajando además con el director en otras dos ocasiones: en Naufrahi sotto costa (1991) y Viva la scimmia (2002), luego de haber vuelto a trabajar con Farina, en Affetti speciali (1989).

Durante ocho años, Gianni di Gregorio intentó que le produjeran Vacaciones de Ferragosto. Fue finalmente Matteo Garrone quien se decidió a financiar un filme que sólo costó medio millón de euros y se convirtió en una de las grandes sorpresas del cine europeo de los últimos años. Ganadora de un premio en el Festival de Venecia a la mejor ópera prima, la película narra lo que le sucede a Giovanni (el propio Di Gregorio), un solterón empedernido que vive con su anciana madre en un piso de Roma, cuando sus amigos le dejan en prenda a sus propias madres. Es el sencillo argumento de una comedia menos amable de lo que parece que reflexiona sobre la soledad, la vejez y cómo, al final, todos tenemos que servir para algo.

Di Gregorio habla de cómo la convivencia con su madre le generó la idea del film : “…Soy hijo único y en Italia las madres son muy posesivas y ella así lo quería. Eso terminó a finales del año 2000, cuando ella murió. La casa que sale en la película es la misma donde vivíamos. Es una cosa extrema pero en mi país suceden estas cosas, no es tan raro. Ya sé que suena como una locura. Antes estaba casado y tenía dos hijas”.

El cineasta acepta que la cinta está basada en sus propias experiencias: “Hay una gran diferencia entre los pueblos y las ciudades. En el campo las relaciones entre los vecinos son muy estrechas, pero en las metrópolis están muy abandonados. De hecho, uno de los temas de Vacaciones de Ferragosto es cómo muchos hijos se plantean dónde meten a sus mayores. Quería reflejar las ganas de amar, la energía y el entusiasmo que también puede vivirse a esa edad, y también la fragilidad, por supuesto. Es una pena que nuestra sociedad les escuche tan poco, porque cuando uno ha vivido tanto acumula sabiduría. Son gente bella”.

Pero tampoco la película ofrece siempre el lado amable de la gente mayor: “No lo esconde. Era justo mostrar todas las caras del asunto, a veces es muy difícil convivir con ellos. Lo contrario hubiera sido caer en el tópico horrible del viejecito entrañable. No me interesaba una mirada paternalista ni engañar. Por ejemplo, durante el rodaje dos de las actrices no podían soportarse y complicaron muchísimo las cosas. Pero yo quería hablar de la tolerancia en las relaciones, de la libertad y la dignidad. Cuando uno tiene 90 años tiene derecho a ser respetado y tener un espacio”.

(Declaraciones de Gianni di Gregorio tomadas de: www.elcultural.es)

(*) Película con información en la sección Archivo.