SINOPSIS
Tras pasar 12 años en prisión por matar a su mujer, un hombre duda entre intentar reconciliarse con su familia, o clamar venganza sobre aquellos que se pusieron en contra de él.
REFERENCIA

El noruego Hans Petter Moland (Oslo, 1955), se graduó en cine en Estados Unidos y realizó en 1993 su primer largometraje: Secondløitnanten (El último teniente). A esta película le siguieron Cero grados Kelvin (Zeroº Kelvin, 1995) y Aberdeen (1999). Su cortometraje De Beste går først (2002), recibió numerosos premios internacionales. Beautiful Country (2003), una coproducción entre Estados Unidos y Noruega, narra la epopeya de un joven vietnamita en la búsqueda de su padre, un antiguo soldado americano, y fue una de las cintas más elogiadas durante su presentación en el Festival de Berlín, evento en el que Moland volvió a participar con Un hombre bastante bueno (En ganske snill mann, 2010), una comedia de humor negro sobre un hombre que sale de la cárcel después de 12 años en prisión por haber asesinado a su esposa.

A veces comparado con Ridley Scott por su experiencia en la publicidad, Hans Petter Moland es uno de los más importantes directores noruegos contemporáneos, conocido por sus impactantes historias protagonizadas por personas que viven en ambientes complicados. Además de ser su primera comedia, su sexto largometraje, Un hombre bastante bueno es el tercero en que colabora con la estrella sueca Stellan Skarsgård, tras Cero grados Kelvin (1995) y Aberdeen (2000).

Moland presenta así su película: "Nacemos. Crecemos. Perdemos nuestra inocencia. Cometemos errores. Y luego te mueres. A medida que nos acercamos al final, tratamos de encontrar una apariencia de dignidad antes que sea demasiado tarde. Raramente se alcanza, pero al menos lo intentamos. Y parece patético. ¿Vergonzoso? Sí, pero el ser humano es en sí mismo vergonzoso. En una época actual de exactitud informática, el error humano es la única cosa que perturba el orden de las cosas. Un hombre bastante bueno es una película sobre nuestras debilidades y nuestras fallas, un homenaje a las relaciones sexuales imperfectas y, sobre todo, una ofensiva global contra la exactitud mezquina y patética que gobierna el mundo".

Moland habla de su nueva colaboración con el actor Stellan Skarsgard: "Desde la lectura del guión pensé en él. Por supuesto, discuto un poco acerca de los personajes y de los temas con los actores, pero trabajar con alguien a quien ya se conoce, permite ser más imaginativo y más atrevido. Te vuelves más audaz".

Finalmente el director relata su colaboración con el guionista Kim Fupz Aakeson: "Hacer una película es un ejercicio colectivo. El guión está en el corazón de todo, es el esqueleto al que todo el mundo se cuelga. Pero al mismo tiempo no es un texto sagrado, intocable. Entonces la visión del director no es suficiente en sí: uno se enfrenta a los lugares, a las realidades sobre el terreno. Y sin embargo, si el guión es realmente bueno, con diálogos precisos y refinados, y un tono adecuado, se convierte realmente en algo valioso, lo que fue el caso de Un hombre bastante bueno. La escritura se hizo a cuatro manos con Kim Fupz Aakeson, porque a pesar de que me gustaba el guión, ciertos puntos había que trabajarlos. Kim Fupz Aakeson es talentoso y eficaz, lo que nos permitió ir más rápido. Esto es parte del proceso creativo e incluso el aporte de los actores, capaces de sorprenderme a mi tanto como espero que lo hagan con el público".