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WWW.NOTICINE.COM / Alberto Duque / Martes 01 de Enero
Murió Jules Dassin, un rebelde perseguido
Murió Jules Dassin, un rebelde perseguido
Ante la muerte de este realizador, una de las víctimas de la Caza de Brujas durante los años 50 en Hollywood, el autor de este artículo da un repaso a su obra
Esto sólo ocurre con los personajes de Hollywood, en la vida real. La semana pasada murió el actor Richard Widmark, a los 93 años y con una brillante carrera en la que se destaca una película de hampones en especial, Night and the City (Noche en la ciudad, 1950), realizada por uno de los maestros del género, Jules Dassin. Lo curioso es que en 1950, en plena cacería de brujas montada por el senador McCarthy contra los “rojos” que trabajaban como guionistas, directores, técnicos y actores de cine, teatro y televisión en Estados Unidos, le advirtieron a Dassin que estaba a punto de ser encarcelado por sus reconocidas ideas comunistas. Con la complicidad del productor Darryl Zanuck y los estudios Fox, Dassin tuvo que marcharse a filmar su película con Widmark en Londres y a punto de regresar, supo que sus mejores amigos encabezados por el director Edward Dmytrik lo habían denunciado ante una comisión del Senado de Estados Unidos, la misma ante la cual se negaron a declarar algunos valientes como Humphrey Bogart, Lauren Bacall, John Huston, Abby Mann (murió hace pocos días), Abraham Polonsky, Sydney Lumet y otros. Widmark desapareció hace pocos días y se le recuerda, sobre todo, por Noche en la ciudad. Resulta que el director de esta obra maestra, acaba de desaparecer también, a los 96 años, como si fuera un gesto hacia su colega y amigo, acompañarlo después de tantos apuros. Han sido días aciagos para el cine. En pocos días se han marchado Anthony Minghella, Arthur Clarke, Rafael Azcona, Paul Scofield, Abby Mann, Widmark, Dith Pran (el camboyano que se interpretó a si mismo en Los gritos del silencio) y ahora Dassin. Jules Dassin, aunque no lo pareciera, había nacido en Estados Unidos, en Connecticut, en 1911, uno de los ocho hijos de inmigrantes judíos rusos. El padre, barbero, mudó la familia a Nueva York, Dassin estudió en escuelas públicas del Bronx y respiró pronto el aire de inconformidad y rebeldía que lo convirtieron en activo y público comunista, en una época en que serlo, era un auténtico suicidio laboral y social. No hubo actividad artística o escénica que no realizara, desde actor y director de teatro, pasando por realizador de programas de radio, hasta ayudante de dirección, guionista, director, coreógrafo y además del oficio espléndido de ser marido de un auténtico huracán, la actriz, activista política y cantante Melina Mercouri. De su filmografía compuesta por una treintena de títulos realizada en Estados Unidos, Francia y especialmente Grecia, críticos y espectadores recuerdan, adoran y repiten Rififí (Du rififi chez les hommes, 1955), Nunca en domingo (Pote tin Kyriaki, 1960), El que debe morir (Celui qui doit mourir, 1957), Topkapi (1964) y, por supuesto, Noche en la ciudad. Todas reflejan sus preocupaciones sociales y la obsesión por contar historias humanas, inmediatas, que pudieran tocadar al espectador. Su influencia en películas y directores posteriores es evidente. Un solo título, como ejemplo, Rififí ha sido modelo para todas las películas sobre robos audaces y ladrones inteligentes. Sobre todo con esos 30 minutos del robo, sin música ni diálogos, sólo los ruidos provocados por las herramientas utilizadas por los ladrones. En los 40 sorprendió a críticos y espectadores con dos películas llenas de violencia, agresividad y poesía, Fuerza bruta (Brute Force, 1947, una historia carcelaria con Burt Lancaster) y Ciudad desnuda (The Naked City, 1948, uno de los primeros dramas policíacos rodado en las calles de Nueva York), con sus personajes solitarios, hundidos y destructores. Innovó el género del “cine negro” con estas historias de hampones sin salvación y policías corruptos, al lado de mujeres muy hermosas y tentadoras. En esa misma época, trabajando con la Metro, Universal y Fox , debutó como director con The Tell-Tale Heart (1941) y siguió con Nazi Agent (1942), El fantasma de Canterville (The Canterville Ghost, 1944), A Letter for Evie (1946), hasta cuando tuvo que abandonar Estados Unidos para filmar Noche en la ciudad en Londres sin poder regresar a su país, a pesar de haber renunciado al Partido Comunista desde los años treinta por no compartir la política soviética de aliarse con Adolfo Hitler. Se quedó en Europa, marcado por la lista del senador McCarthy, hizo que su familia lo siguiera a Francia y soportó varios años desempleado hasta cuando le ofrecieron escribir y dirigir Rififí sobre la novela famosa de Auguste Le Breton, uno de los autores míticos del género policial. Es la historia de unos ladrones de joyas que temen más a sus compinches que a la misma policía. Dassin interpretó uno de los ladrones y hace 8 años, con ocasión del reestreno de la película en Los Angeles y Nueva York, confesó que para lograr la atmósfera de suspenso que se respira en la película, siguió un consejo de su amigo Alfred Hitchcock: “Cuéntale al espectador lo que vas a hacer y luego haz que sufra pensando cómo lo harás”. Francois Truffaut dijo alguna vez que esta película era la mejor del género “negro”, de cualquier época. En 1955 le cambió la vida cuando conoció en Cannes a la actriz griega Melina Mercouri, con quien se casaría once años después al obtener sus respectivos divorcios. En 1960 filmaron juntos la que se considera la película más importante o, al menos, la más popular de sus carreras, Nunca en domingo, en la que Dassin interpreta al turista norteamericano que intenta cambiar de oficio a la prostituta de la que se ha enamorado. Pocas películas tan taquilleras, premiadas, comentadas y relanzadas como ésta, tanto que los mismos griegos aseguran que el turismo a sus islas aumentó luego del estreno en Estados Unidos, Europa y el resto del mundo. Esa historia sería convertida en un musical de Broadway por el mismo Dassin con el título de “Illya, Darling”. Mercouri, quien murió en 1994 después de ser elegida parlamentaria, nombrada ministra de cultura y luchar contra la dictadura de los coroneles, protagonizó la mayoría de las películas de Dassin en Grecia y Europa, como El que debe morir , Fedra (Phaedra, 1962) y Topkapi entre otras. Sus últimos años activos lo dedicó al teatro griego. Convertido en una de las figuras míticas del cine independiente de Hollywood, Dassin hablaba con frecuencia de su exilio y la lista negra del senador MacCarthy. A diferencia de la mayoría de acusados y perseguidos, volvió a trabajar aunque no en Hollywood y repetía: “No siento amargura, no siento rencor pero sí comparto la infelicidad de tantos creadores que se vieron maniatados, llevados a juicio y perseguidos, destruyendo sus vidas y afectando numerosas familias y a la misma industria del cine”. Quedan sus hijos, Julie Dassin (actriz de numerosas películas europeas) y Joseph Dassin, uno de los más populares cantantes franceses, desaparecido en 1980. Quedan las películas de un director al que, muchos, no consideraban norteamericano, tanto, que en algunos eventos públicos y homenajes, por encima de su cabeza ondeaba equívocamente la bandera francesa. El movía la cabeza y decía que se sentía más de Estados Unidos que muchos. A pesar de las trampas tendidas por un senador gordo de gafas oscuras y maneras torpes. Por supuesto, al reencontrarse en Richard Widmar, Dassin ya estará comentando la escena final de Noche en la ciudad, cuando el hampón es destrozado por un gigante de la lucha greco-romana. Ante los ojos de la bella Gene Tierney.