SINOPSIS
Historia real de la mayor operación de falsificación de todos los tiempos, puesta en marcha por los nazis en 1936. Salomon "Sally" Markowics es el rey de los falsificadores. Lleva una vida de juego, mujeres y alcohol en la Alemania nazi. Esta vida acaba repentinamente cuando es arrestado por el Superintendente Friedrich Herzog. Es enviado a Mauthausen pero cuando se dan cuenta de sus habilidades le transfieren al campo de Sachsenhausen donde de nuevo tropieza con Herzog, que está allí en misión secreta. Escogido por su extraordinaria habilidad, Salomon y otro grupo de "profesionales" se ve obligado a producir moneda extranjera dentro de la "Operación Berhard".
REFERENCIA

Stefan Ruzowitzky (Viena, 1961) estudió drama e historia en su ciudad natal. En sus primeros años de su carrera no sólo dirigió documentales y comerciales para televisión sino también videos musicales para artistas como N’Sync, Scorpions o Die Prinzen.

Ruzowitzky alcanza cierta notoriedad internacional con su segundo largometraje Die Siebtelbauern (Los herederos, 1998) con el que gana el premio al Mejor director y el de la Fipresci al Mejor film en Valladolid, la historia de una familia austríaca durante el período de entreguerras. A este drama han seguido dos títulos del género del terror (Anatomie, 2000 y Anatomie 2, 2003) y una comedia All the Queen’s Men (2001), donde actúa Matt LeBlanc (el de “Friends”).

Con su sexto largometraje, Los falsificadores (Die Fälscher, 2007) ganó el primer Oscar para una película de Austria, país de no mucha tradición cinematográfica –durante el 2007 sólo se produjeron en ese país cinco largometrajes.

El protagonista es un anti-héroe, a través del cual Ruzowitzky ha mostrado un punto de vista distinto sobre el genocidio judío, como lo han hecho por ejemplo Art Spiegelman con la historieta "Maus", que muestra los puntos débiles del padre hebreo, y recientemente Jonathan Littel con la novela "Las Benévolas", que describe a los nazis como seres humanos normales: "No eran psicópatas", explica el realizador. "Era gente que cumplía órdenes. Y yo mostré al Kommandant de las S.S. como un padre que tiene un trabajo: asesinar" (www.cineuropa.org).

Basada en hechos reales, Los falsificadores muestra a un grupo de presos judíos -pintores, banqueros, impresores, delincuentes...- que se vieron obligados a falsificar documentos, libras y dólares para los nazis. Esta historia sobre unos hombres que tienen que optar por colaborar con el enemigo para así conservar sus privilegios o evitar la muerte, ha sido "ignorada" por los partidos ultraderechistas austriacos, comentó su realizador, no así por sus compatriotas que después de conseguir la estatuilla dorada "han acudido en masa a los cines", apuntó. En palabras del autor, en estos momentos es mucho más fácil "confrontar con la culpabilidad de nuestros abuelos. Nunca sentí que estuviéramos ensuciando el propio nido. La gente agradece que revisemos el Holocausto. Es verdad que a otros muchos les puede hartar el ver otro filme sobre el nazismo, pero cuando preguntas cuál es la última que han visto sobre este tema, no saben qué contestar. Lo que me interesó fue investigar el paso que da Alemania, que en los 30 tenía una democracia avanzada, culta e intelectual y, de pronto, se convirtió en una nación racista e inhumana", expresó. (www.hoycinema.com/actualidad)

La idea del film surgió después de haber leído el libro “Devil’s Workshop”, de Adolf Burger: “Fue una extraña coincidencia porque hubo dos productores que me propusieron realizar el mismo proyecto en el espacio de dos semanas. Y entonces lo interpreté como un signo del destino. Para mí, que soy austriaco, era muy importante afrontar este tema. En Austria los partidos populares de derecha FPÖ y BZÖ, con su intolerancia cercana a la ideología nazi, tienen el 20% de los votos y pueden participar activamente en el gobierno del país. La mejor manera para expresar mi desacuerdo era realizar una película”, comenta el director. (www.cineuropa.org).

Atraído por los héroes, Ruzowitzky conoció a dos de los falsificadores supervivientes, los hoy nonagenarios Burger y Sorowitsch -este último fue un célebre impostor que, durante su cautiverio en un campo de concentración, colaboró en la mayor operación de falsificación de la historia, con la que se pretendía contribuir a la financiación de la guerra-. "No quería dar una lección de Historia, sino plantear un problema de conciencia. Sabían que al otro lado de la valla estaban matando a sus amigos y familiares, pero no sabían cómo actuar éticamente. Una situación comparable a la de muchos de nosotros, que vivimos en países ricos y en paz, y somos conscientes de que muy cerca hay pobreza, hambre y matan a gente y no sabemos qué hacer", manifiesta Ruzowitzky. (www.hoycinema.com/actualidad/).

Para el autor también es importante que, a pesar del tema, Los falsificadores sea un film entretenido: “Debemos hablar sobre el Holocausto y tenemos la obligación moral de hacerlo de forma que llegue al mayor número posible de espectadores. Así que sí, un largometraje sobre el Holocausto debería ser emocionante y entretenido, en el mejor sentido de la palabra. Y Los falsificadores también es una película entretenida. No obstante, también me gustaría decir que nunca me habría atrevido a plasmar el horror diario de un campo de concentración "normal". (www.filasiete.com/articulos).