SINOPSIS
Ana es un espíritu libre que vuelca su pasión por la vida en la pintura. Justine, una mecenas cosmopolita, la invita a completar su formación en Madrid junto al grupo de artistas que protege. Será el comienzo de un viaje, no sólo físico, que la llevará a descubrir nuevos continentes, vidas pasadas y mitos remotos.
REFERENCIA

Poseedor de uno de los universos cinematográficos más poderosos del último cine español, Julio Medem (San Sebastián, 1958) desata sus demonios en Caótica Ana, una película "atrapadora para el espectador" y "terapéutica" para sí mismo, en la que propone al espectador "un tránsito emocional" por el tiempo y por el espacio.

Medem describe su última película como una "oda a la feminidad" que ha conllevado al director de Lucía y el sexo -su última incursión en el cine de ficción, en 2001- "tres años de trabajo que culminan ahora".

Ana es el nombre de la protagonista de la película, una joven que, tras vivir en Ibiza durante su adolescencia "se mantiene muy niña, sin estar erosionada por la vida" y que llega a estudiar arte en Madrid, donde será sometida a una sesión de hipnosis en la que conectará con las vidas de distintas mujeres que fallecieron todas a los 22 años.

Medem explica que en esta cinta habla de "una santidad hacia afuera, no la espiritualidad que habita en los paraísos externos, sino la que se estamos conformando cada individuo".

La protagonista, una cara nueva
"Somos arcilla humana, la cabeza viva, visible de toda una masa de material humano. Somos lo que somos porque otros fueron lo que fueron", explica Medem, que delegó en Manuela Vallés, seleccionada sólo una semana después de inscribirse en la escuela de interpretación, el protagonismo de la cinta.

"Es esponjosa y está formada de una pasta fuerte y potente", explica Medem, que sabía que "si ella no estaba bien, la película no funcionaría", a pesar de contar con el refuerzo de la interpretación de "frialdad contenida" que realiza la británica Charlotte Rampling o el trabajo "asilvestrado" de la cantante Bebe. Además de aglutinar la experiencia humana, en Caótica Ana Medem sublima la calidad del cine como síntesis de disciplinas artísticas, hasta componer una cinta "muy densa, en sentidos y emociones" que propone al espectador "una experiencia muy gratificante".

Para ello, Medem ha contado con una ficha técnica que incluye el trabajo de la compositora musical Jocelyn Pook -que realizó la banda sonora de Eyes Wide Shut-, la fotografía de Mario Montero o los cuadros realizados por su propia hermana.

Rodar desde el dolor
En ellos tiene la séptima película de Medem -que debutó en 1993 con Vacas- su germen creativo, ya que su hermana Ana, cuya vida quedó truncada en un accidente de tráfico en 2000, "pintaba sin tomarse muy en serio" y se inscribía en el estilo pictórico naïf en el que plasmaba un carácter de "una felicidad y un ánimo exhuberantes".

"De ella sólo quedan los cuadros", reconoce, "para su fortuna y para la mía", pero el proyecto sirvió al director para recuperarse "de un estado anímico muy bajo" acrecentado por la controversia levantada por su documental La pelota vasca. La piel contra la piedra (2003).

Sin embargo, Medem supo utilizar el dolor como detonante de la belleza artística, se embarcó en el rodaje de su película más cara y compleja -con cinco millones de presupuesto y localizaciones en Fuerteventura, Madrid, Arizona, Ibiza o Nueva York- y se demostró a sí mismo que "el cine revierte, te da ese 'feed back' positivo de verte haciendo algo que siempre te ha gustado muchísimo".

(Tomado de: www.elmundo.es)