Bruno, de 20 años y Sonia, de 18, viven del subsidio de ella y de los robos cometidos por él y los chicos de su pandilla. Sonia acaba de tener al primer hijo de los dos, Jimmy. ¿Cómo puede Bruno convertirse en padre, siendo como es, un chico preocupado sólo por el presente y por el dinero que saca de sus "negocios"?

Jean-Pierre Dardenne nació en el abril de 1951 y Luc, tres años más tarde. Ambos hermanos crecieron juntos en Liège y Seraing, dos pueblos industriales de Valonia en la parte francoparlante de Bélgica, en la cuenca del río Meuse. De orígenes modestos, y criados en la clase trabajadora, esto proporcionará el telón de fondo de todas sus películas, porque este es el mundo en el cual se sienten como en casa.

Mientras que Luc opta por filosofía, Jean-Pierre estudia arte dramático en el I.A.D (Institut des Arts de Diffusion) y conoce a Armand Gatti, una personalidad minuciosamente entregada, director, poeta y cineasta (L'enclos, 1961) así como humanista, hombre de artes y letras, que lucha en muchos frentes. Gatti los involucra en dos de sus espectáculos: "La Colonne Durutti" y "L'Arche d'Adelin". En 1981, trabajarán de nuevo con Armand Gatti en Nous étions tous des noms d'arbres, Jean-Pierre como asistente de cámara, y Luc como asistente del director jefe.

Al mismo tiempo, vuelven a casa para hacer grabaciones en video de los lugares planificados para la residencia de la clase obrera, grabar informes de testigos oculares y hacer retratos. Cuando terminan, realizan una serie de documentales. En 1975, encontraron su propia productora, "Dérives", la cual terminará produciendo 50 y más documentales. Les Films du Fleuve, de 1994, será el vehículo de producción de todas sus películas a partir de ahí, así como las de otros guionistas (Stormy weather de Solveig Anspach, Le Monde vivant de Eugène Green, Le Mystère de la chambre jaune de Bruno Podalydès y La Chuchilla Costas Gavras).

In 1987, Falsch, adaptada de una obra de René Kalisky y co-escrita por Jean Gruault (el guionista de François Truffaut), marca el paso a la ficción. Pero Je pense à vous, en 1992, pone en jaque a los hermanos Dardenne que no tienen control ni del rodaje ni de la película. Las cosas serán diferentes en la siguiente, La Promesse, que mostrada en Cannes durante la Quinzaine des Réalisateurs en 1996, presenta los nombres de Jérémie Renier y Olivier Gourmet ante el público. Nunca antes, ninguna de sus películas ha sido popular tanto con los entusiastas como con los críticos: Rosetta gana la Palma de Oro en Cannes en 1999, mientras la joven Emilie Dequenne, en su primer papel, gana el premio a la interpretación femenina. Tres años más tarde, Le Fils produce a Olivier Gourmet, fiel actor desde La Promesse, ganador este año del premio a la interpretación masculina en Cannes.

En 2005 ganan su segunda Palma de Oro por El niño (L'Enfant), la historia de una pareja joven que aprende lo que es ser padres. Los realizadores exponen el origen de la obra: “Esta película nació probablemente un día durante el rodaje de nuestra anterior película. Estábamos en Seraing, en la calle de Molinay. Durante todo el día vimos una chica empujando un cochecito, con un recién nacido durmiendo dentro. No parecía dirigirse a ningún lugar en particular, sólo iba de un lado a otro con el carrito. Hemos recordado a menudo a esa chica, el carrito, el niño durmiendo y hemos pensado en el personaje que faltaba en la escena: el padre del niño. La figura ausente se convertiría en una parte importante de nuestra historia. Una historia de amor que es también la historia de un padre”.

Más que un film social sobre el abandono de niños, el sexto largometraje de los hermanos belgas está centrado sobre el lazo que un padre puede crear (o no) con su hijo que acaba de nacer. Luc Deardanne ha dicho durante el Festival de Cannes: “Nunca intentamos copiar la realidad. El abandono de niños es una práctica muy antigua. La venta “salvaje” es, quizás, un poco más reciente. Pero esto no era lo que nos interesaba. Si bien Bruno rescata al niño, casi inmediatamente después de haberlo vendido, lo que nos interesaba era ver cómo él podía establecer o no cierta conexión con su propio hijo. Aunque él ya no lo vea de la misma forma, la pregunta que se plantea entonces es si el amor de Sonia hacia su hijo ¿es acaso lo que permite que Bruno tome conciencia de la presencia de este niño? Pienso que no, que este amor no es suficiente”.

Sin embargo, el cineasta no niega que el film apunte a una realidad contemporánea: “Bruno vive en lo inmediato, toma una cosa para después dejarla. Si un niño es un ser viviente que necesita atención, Bruno es incapaz de verla. Si bien no pretendemos hacer un análisis sociológico, este comportamiento me parece que entra en consonancia con nuestra época, pues parece que se nos hace difícil hoy día encontrar un centro de gravedad”.