SINOPSIS
Ariel Perelman es abogado como su padre, pero a los dos les separa una gran diferencia. Mientras que el padre es el representante legal de un pintoresco grupo de delincuentes, Ariel está más volcado en los espíritus... En otras palabras, trabaja para un bufete que representa a clientes que están ausentes, con lo que su vida resulta bastante aburrida. Las cosas, sin embargo, empiezan a ir mejor. Ariel contrae matrimonio con una hermosa mujer que anteriormente le había parecido inaccesible. Con ella tiene un hijo y su confianza en sí mismo empieza a crecer. En medio de todos estos cambios, su padre se le presenta con un asunto urgente. Ariel se ve obligado a adoptar una decisión que transformará su vida por completo. ¿Será capaz de obrar con independencia o permanecerá para siempre a la sombra de su anciano padre?
REFERENCIA
Fue la apuesta de Argentina para le Oscar en el renglón de mejor película de habla no inglesa. Con Derecho de familia, Daniel Burman (Buenos Aires, 1973) realiza una comedia en la que reflexiona sobre la paternidad y la búsqueda de identidad en el seno de una familia judía que vive en Buenos Aires. Cierra así, la trilogía que comenzó con Esperando al Mesías (2000) y continuó con El abrazo partido (2004), merecedora del Oso de Plata y el Gran Premio del Jurado en Berlín.

Comenta Burman: “En el cine, como en la realidad, muchas veces es más fácil construir relaciones en base a la ausencia. Eso es lo que hice en El abrazo.... Pero acá preferí trabajar con la dialéctica real entre un hijo y un padre fuerte. Un padre cuya fortaleza reside, en realidad, en la mirada del hijo. A cierta altura de la vida empezamos a desmantelar la idealización de nuestros padres, empezamos a verlos como personas más o menos como nosotros, con más tiempo en sus espaldas. En esa etapa solemos convertirnos a la vez en padres. Acá trabajé en ese cruce generacional, en la construcción de esa cadena".

A pesar de que el personaje que interpreta Daniel Hendler –protagonista como en las anteriores cintas del autor- es abogado, al igual que el propio realizador, Burman aclara que no es una historia autobiográfica: “Casi nada de lo que cuento me pasó, pero mis reflexiones cotidianas me llevaron a escribir la historia. No me interesa representar personas ni hechos reales, sino reflexionar sobre ciertos vínculos desde mi punto de vista. Entonces: nada es autobiográfico y todo lo es. Conozco, sí, el ambiente judicial: uso eso para afincar la historia. Pero la película no es sobre la Justicia ni el Derecho: es sobre qué hacemos con nuestros padres y con nuestros hijos; en definitiva sobre qué hacemos con nosotros mismos”.