SINOPSIS
Berlín durante la posguerra de la Segunda Guerra Mundial. El corresponsal de guerra del ejército de los EE.UU. Jake Geismar se verá involucrado con Lena Brandt, una antigua amante cuyo marido desaparecido es objeto de búsqueda por parte del ejército americano y también del ruso. La intriga aumenta a medida que Jake intenta descubrir los secretos que esconde Lena en su desesperado intento de salir de Berlín con su marido. Tully, el chofer de Jake, tiene contactos en el mercado negro que pueden ayudar a Lena a salir... o llevarles a todos a un territorio todavía más oscuro.
REFERENCIA
En estos últimos años, Steven Soderbergh (Atlanta, 1963), ha tenido más suerte como productor que como director. Prueba de ello han sido los éxitos, tanto de público como de crítica, los films producidos por él como Syriana (Stephen Gahan, 2005), por la que George Clooney ganó el Oscar al Mejor actor de reparto, y Buenas noches y buena suerte (Good Night and Good Look, 2005), en la que el mismo Clooney era director, candidata a varios premios de la Academia, entre ellos al de Mejor película.

Solaris (2002), dirigida por Soderbergh, por ejemplo, fue un fracaso, en parte porque se le comparó con la obra maestra del soviético Andrei Tarkovski, aunque jamás estuviera en sus planes superarla, sino simplemente, como efectivamente se trata, de haber hecho una adaptación de la novela en la que está basada, y no de ofrecer un remake de aquél clásico de los 70.

Luego vino La nueva gran estafa (Ocean’s Twelve, 2004), continuación de La gran estafa (Ocean’s Eleven, 2002), y aunque no fuera tan exitosa como la primera, ya ha completado la tercera entrega de la saga que será estrenada este año de 2007.

Ahora, Soderbergh vuelve con una adaptación, esta vez de la novela de Joseph Kanon, El buen alemán (The Good German, 2006), para lo cual trabajó estrechamente con Paul Attanasio buscando un enfoque ligeramente diferente para la pantalla. “Tenía magníficos personajes y una premisa fascinante, muy dramática y cinematográfica, pero necesitábamos amplificar algunos elementos de la historia y las cuestiones que planteaba”, dice Soderbergh. “De todas las adaptaciones en las que he intervenido, ésta fue la más difícil porque había muchos componentes. Las películas sobre asesinatos son un género muy difícil porque siempre te preocupa revelar demasiada información o no dar la suficiente. En definitiva, se trata de cómo dar a conocer la información y cuándo, eso es todo. También es difícil juzgar el impacto sobre el papel de algo que, en este caso, sabes que será representado con un estilo visual muy teatral”.

Inspirado desde hace tiempo por los clásicos, y, en especial, por el sugerente género del cine negro representado por películas como Casablanca, El tercer hombre, Retorno al pasado y Encadenados, Soderbergh decidió rodar El buen alemán en la tradición del cine negro—no sólo a nivel temático sino también técnico. Aunque su uso de la fotografía en blanco y negro sea el elemento retro más llamativo a nivel visual, el director también utilizó lentes de la época, una música al viejo estilo, retroproyecciones simuladas para las tomas de fondos, y el tradicional corte brusco para cambiar de escena, popular entre los directores de aquella época. Confinó el rodaje al estudio y a escenarios locales limitados, y complementó sus decorados con secuencias de archivo—algunas rodadas en Berlín justo después de la guerra por los legendarios directores Billy Wilder y William Wyler—que aportaron no sólo el trasfondo histórico necesario sino que también contribuyeron a establecer la atmósfera con su indiscutiblemente auténtico tono sombrío.

Uno de los trucos modernos fue el uso que hizo Soderbergh de la película en color de alto contraste. Tras haber rodado en blanco y negro su thriller de 1991 Kafka, él era consciente de la tendencia de ese tipo de película a ser lenta y granulosa, así que decidimos rodar El buen alemán en color, y después suprimir el color, tal como ha hecho recientemente George Clooney con Buenas noches y buena suerte.