DIRECTOR

David Cronenberg

Tom Stall lleva una vida feliz y tranquila con su mujer –abogada– y sus dos hijos en la pequeña ciudad de Millbrook (Indiana) hasta que una noche su existencia idílica se ve destrozada cuando frustra un violento intento de robo en su restaurante. Tom percibe el peligro y salva a sus clientes y amigos matando en defensa propia a dos criminales buscados por la justicia. Aplaudido como un héroe, la vida de Tom cambia de la noche a la mañana y de repente se encuentra convertido en el centro de atención de todos los medios de comunicación. 

Tras su brillante carrera, conformada por una cierta cantidad de obras fundamentales dentro del género del cine fantástico, David Cronenberg (Toronto, 1943) es una figura de culto. Sus obsesiones, a pesar de moverse casi constantemente en el citado género, han variado de un título a otro, desde la transformación física-degenariva (La mosca, 1985) hasta la afición a las nuevas tecnologías (eXistenZ, 1999), pasando por el fetichismo hacia los accidentes de tránsito (Crash, 1996), las alucinaciones del escritor William S. Burroughs (Naked Lunch, 1991), la interdependencia enfermiza de dos hermanos gemelos (Dead Ringers, 1990) o la compleja reinserción de un hombre mentalmente perturbado (Spider, 2002).

Con Una historia violenta (A History of Violence, 2005) se sale de sus habituales preocupaciones para adentrarse en una historia más actual, o mejor dicho, más social: La de cómo un apacible hombre se transforma en un victimario. Aunque eso de la “transformación” ya se ha visto en su cine.

A Cronenberg, en el invierno de 2003, le fascinó el guión: “Basándose libremente en la novela gráfica, el guión de Josh cuenta la historia de una ciudad pequeña del centro de Estados Unidos. Tiene elementos clásicos sin ser una imitación”. “Tiene mucha fuerza emocional”, asegura. “Trata de una pareja con dos hijos que intentan llevar una vida honesta y las dificultades que encuentran para hacerlo. Me cautivó ese elemento clásico”.

Referente a la violencia en la película, Cronenberg afirma que buscaba una violencia ”verdadera y brutal. Se trata de una brutalidad real y del tipo de violencia que verías en una pelea callejera, por ejemplo. Algo bastante tosco, muy sangriento y nada bonito, lo contrario a las elaboradas y elegantes secuencias con coreografía que vemos en otras películas”.

Lo que cuenta en su film es “la alegoría para los Estados Unidos de hoy en día. Cómo un aparente buen hombre, del medio Oeste, dueño de un aburrido café y amante padre de familia, puede ser a la vez el más sanguinario de los asesinos si le ponen en una situación de aprieto. Se convierte en un héroe a su pesar y eso le destruye, con la contribución de los medios de comunicación. No he utilizado vísceras, ni imágenes sangrientas, ni disfunciones sexuales... diríamos que esta es mi película ‘menos Cronenberg’”

Continúa el realizador: “Para mí la Norteamérica de Bush Jr. contiene una náusea implícita, una especie de falsa felicidad, Biblia en mano y bienestar muy lejos de la realidad. Cualquier imagen idílica se puede tornar en una pesadilla. Y el mejor de los hombres, el más apacible, oculta la piel del lobo.”

Una historia violenta formó parte de la selección oficial del Festival de Cannes.