SINOPSIS
Danny Balint es un alumno de una escuela judía de Nueva York. Con los años, Danny se ha convertido en feroz antisemita. A medida que su fama sube como la espuma en los círculos neofascistas, él mismo va descubriendo horrorizado cómo en su interior se está gestando, a su vez, la personalidad paralela de un rabino; un rabino compelido a atacar a los judíos durante el día, mientras por la noche estudia la Torah y enseña hebreo. Finalmente, Danny llega a la conclusión que su verdadera razón de ser es convertirse en una pura contradicción andante, una cosa y su opuesto, un judío y un nazi. Sólo esto puede darle una "vida verdadera", una existencia plena, y también conducirle inexorablemente hacia su destrucción.
REFERENCIA
Nacido en Filadelfia Henry Bean se graduó en la Universidad de Yale, obteniendo una maestría en la Universidad de Stanford. En 1978, se mudó a Los Angeles y comenzó a trabajar en la industria del cine. Como escritor, Bean ha ganado el premio PEN L.A. a la mejor primera novela por False Match, publicada en 1982.

Desde 1977 ha escrito o colaborado en los guiones de Showboat: 1988 (Rick Schmidt), Running Brave (D.S. Everett y Donald Shebib, 1983), The Golden Eighties (Chantal Akerman, 1986), Internal Affairs (Mike Figgis, 1990), Deep Cover (Bill Duke, 1992) y Venus Rising (Leora Barish y Edgar Michael Bravo, 1995).

Con El creyente (The Believer, 2001), Bean hace su debut como realizador, con una historia de un joven judio convertido en neonazi.

Hacía mucho tiempo que Bean quería filmar esta historia, basada en un personaje real. Sus investigaciones produjeron un cortometraje de 13 minutos, Thousand, que amplió a largometraje, teniendo como resultado El creyente: “Después de ver El creyente, un amigo me dijo ‘Esta no es una película sobre un judío nazi, es una película sobre la verdadera esencia del Judaísmo’”, ha dicho el cineasta.

Continúa Bean: “Exactamente es así. Y esto explica, además, por qué el film nunca nos habla de cómo Danny toma este camino. De hecho, se ofrecen algunas explicaciones que tienen que ver con su pelea con Dios y los rabinos, la ausencia de su madre, la distancia que mantiene con su padre y, sobre todo, su rabia por la pasividad de los Judíos ante los Nazis durante el Holocausto. Sin embargo, ninguna de ellas es definitiva o realmente satisfactoria. Seguramente muchos de nosotros ha pasado por estas experiencias sin que por eso nos hayamos tenido que convertir en Judíos Nazis. ¿Por qué entonces le ocurre a Danny?

“Me parece que hay dos respuestas posibles: La primera, la más fácil, es que una explicación definitiva es imposible. Así como la de los asesinos en masa, la de un santo, o, quizás, la de cualquiera de nosotros, una personalidad como la de Danny es, finalmente, un misterio. El film respeta ese misterio pues evita dar una explicación concreta. Después de todo, ¿cuál puede ser la más adecuada?

“Pero la otra respuesta, la que debería darse, es que ninguna explicación es necesaria. Porque Danny no es un fenómeno o una singularidad; él es, como ha dicho mi amigo, simplemente un judío, como cualquier otro, o, quizás, como cualquier ser humano.

“Ciertamente Danny se encuentra atormentado por sus contradicciones, y ese tormento forma parte de la condición del ser humano. Si bien esa es la fuente de su sufrimiento, es también la fuente de su alegría. Y como el resto de nosotros sus más poderosos sentimientos no se someten a la razón. Algunas veces, parece más bien que la desafiaran, llevándolo a lo irracional, como si fuera allí el único lugar donde puede sentirse realmente vivo.”