SINOPSIS
Godofredo de Ibelin, caballero reconocido por el rey de Jerusalén y comprometido con el mantenimiento de la paz en Tierra Santa, emprende la búsqueda de su hijo ilegítimo, Balian, joven herrero francés que llora la pérdida de su mujer y su hijo. Balian cede ante su dolor y se une a Godofredo en su misión sagrada. Tras la muerte de su padre, hereda su tierra y su título en Jerusalén, ciudad en la que los cristianos, musulmanes y judíos han conseguido alcanzar una convivencia pacífica durante la tregua entre la 2ª y 3ª Cruzada. Nos encontramos en el año 1186. Con una integridad inquebrantable y bajo noble juramento, Balian se encuentra en una nueva tierra, sirviendo a un rey condenado y atraído por la enigmática hermana de éste, la princesa Sibylla. Allí, en Jerusalén se convertirá en el más heroico y honorable de los caballeros y tendrá que proteger a su pueblo de las fuerzas opresoras.
REFERENCIA
A Ridley Scott sus tres primeros largometrajes lo convirtieron rápidamente en director de culto. Los duelistas (The Duelists, 1977), el primero, presentado en Cannes, narraba el enfrentamiento de dos oficiales franceses durante las guerras napoleónicas del siglo XIX. Por el contrario, Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979) enfretaba a siete tripulantes a un monstruo sumamente letal en una nave en los confines del espacio; mientras que en Blade Runner, el detective Deckar (interpretado por Harrison Ford) perseguía a los Replicantes, robots de apariencia humana, escapados de una colonia espacial que buscan a "su creador", ofreciendo el film una oscura mirada al futuro de la humanidad, en medio de una ciudad superpoblada y constantemente bajo la lluvia. (La repercusión de este último film, aún se percibe más de 20 años después de su estreno, pues ha sido escogido por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos como obra fundamental a preservar para futuras generaciones).

Nacido en Northumberland, Inglaterra (1937), Ridley Scott (hermano del también director Tony Scott) se educó en el West Hartpool College of Art y estudió Arte y Cine en el Royal College of Art de Londres. Tras sus estudios, comenzó a trabajar como diseñador de decorados para la BBC. A mediados de los años 60 empezó a dirigir programas de televisión de la BBC pero muy pronto se lanzó como autónomo a dirigir anuncios publicitarios. Aún hoy es dueño de una agencia de publicidad. El éxito en cine, sin embargo, le llegaría con el mencionado Alien, el octavo pasajero, un film que mezclaba el cine de ciencia-ficción con el de terror.

Sin embargo, después del estatus de "obra fundamental" alncanzada por Blade Runner, la musa de Scott parecía haberlo abandonado, pues su siguientes títulos no lograron despertar mucho entusiasmo: ni la fantasía de Legend ni el policial romántico que era Someone to Wacht Over Me ni el thriller de ación con el que estaba diseñado Black Rain. Hubo que esperar hasta Thelma & Louise (1991) para que el nombre de Scott llamara de nuevo la atención tanto del público como de la crítica. Con este film recibe su primera nominación al Oscar de Hollywood.

No obstante, a esta épica de dos mujeres enfrentadas a un mundo masculino le siguen films tan poco interesantes como 1492: La conquista del Paraíso (1492: Conquest of Paradise, 1992), White Squall (1996) y G.I. Jane (1997).

En un año tan pobre en calidad en la producción de cine norteamericana, como lo fue el 2000, el film de Scott, Gladiator, resurrección del "peplun" italiano de décadas atrás, se alzaba con el Oscar a la Mejor película (no obstante el de Mejor director fue para Seteve Soderbergh por ), además del de Mejor actor (Rusell Crowe), en medio de la poca estima que inspiró entre los críticos. Tampoco Hannibal (2001), la secuela de El silencio de los inocentes (The Silent of the Lambs, Jonathan Demme, 1991), logró volver a situar a Scott en el pedestal de tiempos anteriores. Aunque La caída del Halcón Negro (Black Howk Dawn, 2001) parecía reivindicarlo como el brillante artesano en el manejo insuperable de la técnica cinematográfica para narrar un hecho real protagonizado por verdaderos "héroes" militares norteamericanos.

Después de un fallido Matchstick Men, sobre unos estafadores de poca monta, protagonizado por Nicolas Cage, Scott vuelve "a lo grande" con su visión sobre las Cruzadas durante la Edad Media. El director trabajaba en un proyecto llamado Trípoli (a estrenarse en 2007), con el guionista William Monahan, cuando surgió la idea de hacer una película sobre las Cruzadas, una época fascinante para el director, a quien Monahan proporcionó un episodio, casi anécdota, a partir del que recrear todo el periodo: el inestable equilibrio entre Saladino y Balduino IV, dos reyes que soñaban con la paz pero que estaban rodeados por una corte que sólo ansiaba la masacre.

Y a partir de ahí nació Cruzada (Kingdom of Heaven, 2005), una producción de más de 100 millones de euros y que se presenta como uno de los grandes estrenos de 2005. El director no ha ocultado que se ha permitido numerosas licencias históricas: "Las Cruzadas -enfrentamiento entre Oriente y Occidente que convulsionó al mundo durante 200 años- eran batallas menores para los árabes, no eran tan importantes como para los europeos. Hay muchos libros sobre este periodo histórico y cuando te pones a investigar siempre aparece la palabra violencia, es tan repetitiva que llega a ser monótona. Pero yo no he hecho un documental, sino una película, una reconstrucción de unos hechos históricos sobre los que he especulado".

No obstante, la polémica comenzó aún antes del estreno mundial del film que parece enfrentar a la derecha cristiana, los extremistas árabes y su realizador, que no entiende las quejas. Como bien han demostrado antes muchas otras películas, los fines didácticos no suelen combinar bien con los efectos de Hollywood y, en especial cuando se trata de temas religiosos, son la perfecta receta para el desastre. "Esto no es más que la versión de la historia de Osama bin Laden", ha afirmado airado el historiador británico Jonathan Riley-Smith, de la Universidad de Cambridge, y quien considera que la película hace el juego al punto de vista de los extremistas musulmanes. Pero, por otro lado, entre los creyentes musulmanes también es vista con recelo.

Más allá de polémicas, huelga decir que aunque muchos de los planos se grabaron en un plató (con maquetas y alguna que otra ayuda de los técnicos de efectos especiales), Scott y su equipo de producción recorrieron medio mundo para encontrar las localizaciones en las que recrear la Francia y la Jerusalén del siglo XII, y después de fotografiar castillos y fortalezas por toda Europa encontraron en España los escenarios idóneos para filmar las secuencias interiores.