SINOPSIS
Cansado de las presiones económicas y familiares, el famoso escritor y marinero aficionado, Julio Verne, a bordo de su barco Saint Michel, emprende un viaje a América a conocer el río Orinoco. A su llegada a las costas venezolanas, conoce al joven geógrafo italiano, el Conde Stradelli, quién se encuentra en una misión para la Societá Geográfica de Roma: descubrir las fuentes del gran río. A estos dos hombres, entusiasmados con la aventura que les espera, se les agrega un tercer personaje, Juan de Kermor, quien se dirige a San Fernando de Atabapo en busca de su desaparecido padre. Pronto se descubrirá la verdadera personalidad de Juan y las consecuencias que tendrá en la travesía de estos tres aventureros.
REFERENCIA
Hijo del cineasta pionero venezolano Egard Anzola, el guionista, productor y director Alfredo J. Anzola (Caracas, 1946) tras obtener su título de sociólogo en la Universidad Central de Venezuela, realiza una pasantía en Polonia con Andrzej Wajda, en 1971.

Anzola es uno de los nombres fundamentales del movimiento documentalista venezolano de finales de los 60 y principios de los 70, con títulos como Cómo la deseperación toma el poder, Santa Teresa -Premio Festival Oberhausen- La papa, La fiesta de San Juan, El hombre invisible -Premio del Concejo Municipal de Caracas- y A medio y de los trabajadores.

Ha sido fundador y vicepresidente de la empresa P.P.C.A. Cine C.A. con la cual produjo el largometraje documental, Santana (1974), film de realización colectiva que recogía la gira del popular músico por Latinoamérica.

Luego de producir el largometraje Fiebre (Juan Santana, 1976), y gracias a uno de los primeros créditos otorgados por el Estado venezolano para la producción cinematográfica, Anzola realiza su primer largometraje de ficción, Se solicita muchacha de buena presencia y motorizado con moto propia (1977), donde la figura del "pícaro", encarnado en un motorizado, adquiere por primera vez protagonismo en el cine venezolano. El film fue un éxito de público y ganó el premio de la crítica de ese año, entre otros.

En cambio, ya bajo la producción de Cine Seis Ocho (creada en 1977), su segundo film, Manuel (1980), sobre las vicisitudes de un cura de provincia que se enamora de la mujer de su mejor amigo, es un fracaso, a pesar del escándalo que suscitó el tema en los defensores de la Iglesia Católica. Vuelve a tener éxito con Coctel de camarones (1984), una comedia "coral" sobre una de las celebraciones más particulares de la sociedad venezolana: el Día de las Secretarias.

Produce en 1985 uno de los títulos más celebrados del cine venezolano de los años 80, Pequeña revancha (Olegario Barrera), antes de realizar otra de las obras más emblemáticas de esos años, De cómo Anita Camacho quiso levantarse a Marino Méndez (1986), comedia sobre las "ínfulas" de una sirvienta que desea ascender socialmente haciéndose pasar por su jefa "ricachona".

En el intervalo de este último título y su siguiente de 1993, Alfredo J. Anzola se dedica a realizar inmumerables cortos sobre "economía solidaria" y films institucionales para diversas organizaciones privadas y oficiales.

Con El misterio de los ojos escarlata, un largometraje confeccionado con material de archivo, rinde homenaje a su padre Edgar Anzola, pionero venezolano del cine y de otras áreas, y que también contaba con una puesta en escena: la escenificación de la radionovela que da título al film.

El también profesor universitario, recibe ese mismo año de 1993, el Premio Nacional de Cine por su amplia contribución al cine venezolano. Pero será once años más tarde que pueda realizar su quinto largometraje de ficción 1888: El extraordinario viaje de la Santa Isabel (2005), sobre las aventuras y pasiones de un escritor francés y de un geógrafo italiano ante el encuentro con el río Orinoco y el hallazgo de un tercer personaje que más adelante se descubrirá mujer.

Con guión de Gustavo Michelena, Rafael Arráiz Lucca y el propio Anzola, 1888... fue filmada con cámara digital (transferida luego a 35 mm) en el propio río Orinoco, la península de Araya y en los llanos apureños, y con un reducido personal técnico y artístico (21 personas). El film responde completamente a la imgainación de sus guionistas: "Hay un viejo mito, pero no comprobado, de que Verne en algún momento viajó al río Orinoco, -señala Anzola- que se vino en su barco en un tiempo que no se supo de él y que parece que estuvo por aquí... Ahora, nosotros no lo sabemos, yo no tengo pruebas de que eso fue así. Pero con respecto a Stradelli, sí hay certeza de que viajó por el Orinoco y describió su viaje por este río en su libro...", finaliza el autor.