DIRECTOR

Ari Aster

Cuando Ellen, la matriarca de la familia Graham, muere, la familia de su hija Annie comienza a desentrañar secretos crípticos y cada vez más terroríficos sobre su ascendencia. Cuanto más descubren, más intentan escapar del siniestro destino que parecen haber heredado.

Ari Aster debuta en la dirección de largometrajes con El legado del diablo (Hereditary, 2018), un film que desde su estreno en el Festival de Sundance ha logrado acaparar la atención de crítica y público, siendo calificado como uno de los “más inquietantes” de los últimos años.

Aster se graduó en el American Film Institute Conservatory de Los Angeles y ha escrito y dirigido distintos cortometrajes tales como Munchausen (2013) y el controvertido The Strange Thing About the Johnsons (2011), participando en varios festivales. Es también autor de la novela “Sammy Barthowe ¡a su servicio!”, finalista de Starcherone Prize al premio de Ficción e Innovación.

En su primer largometraje, el realizador, al igual que en sus cortos, apuesta por los rituales domésticos y las experiencias traumáticas: una aterradora historia sobre una familia y su lucha por impedir que fuerzas maléficas infiltren su descendencia. La película se inspira en las vivencias del propio Aster, cuya familia vivió una serie de acontecimientos tan terribles que llegaron a pensar que les habían echado un mal de ojo, y le posiciona según la crítica como un “auteur nato, con la precisión y maestría de un realizador experto”. Gracias a su atención al detalle y a su innovadora visión, este debut transforma un drama doméstico en una “obra maestra” del terror, con aires de aquellos clásicos de los años sesenta y setenta del siglo pasado.

"Es la historia de una familia sin voluntad propia", dice Aster. "Los Graham son como marionetas en una casa de muñecas, manipuladas por fuerzas externas".

Gente corriente trastornada

Aster habla sobre las terribles cosas que soportó su familia y que inspiró su ópera prima: "Las cosas se pusieron tan mal que llegamos a pensar que nos habían echado un mal de ojo. Siempre escribo desde lo que conozco, desde las experiencias personales, pero también soy amante de este género. No he querido exagerar las cosas por las que hemos pasado en mi familia, pero al plantear la maldición que persigue a esta familia pude trasladar muchas de las emociones a través del filtro del cine de terror, en el que se exige siempre un alto nivel de catarsis. Este género se presta muy bien a las películas que retratan una situación injusta. Es una especie de lugar perverso en el que las injusticias llegan incluso a celebrarse". 

Inspirándose en dramas tan desgarradores como Gente como uno (Ordinary People, 1980), La tormenta de hielo (The Ice Storm, 1997) y Crimen imperdonable (In the Bedroom, 2001), en los que varias generaciones de una familia se enfrentan a la muerte, a los problemas mentales y a los abusos emocionales, Aster le da una vuelta de tuerca a la tragedia doméstica para llevar a El legado del diablo al campo de lo sobrenatural. El director fusiona la esencia de aquellas películas dramáticas con la inspiración creativa y el ritmo pausado de clásicos del terror de las décadas de 1960 y 1970, como El bebé de Rosemary (Rosemary's Baby, 1968), Extraña videncia (Don't Look Now, 1973) y Posesión satánica (The Innocents, 1961). "Esas eran películas sofisticadas, con personajes interesantes, en los que la trama se va desarrollando sin prisa", comenta Aster. Al ponerse con el guion, Aster fue dando forma a esta historia sobre una familia maldita y las terribles situaciones a las que se enfrenta hasta descubrir que forman parte de un plan maquiavélico. 

"Es una película sobre la herencia, sobre el concepto de no poder elegir a los miembros de la familia ni la sangre de cada uno", dice Aster. "Habla del horror de nacer en una situación sobre la que no tienes ningún tipo de control. No se me ocurre nada más terrible que la noción de estar absolutamente indefenso".

(Fuente: www.lahiguera.net)  

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