SINOPSIS
La Ópera de París prepara el estreno de su espectáculo más fastuoso, pero un misterio se oculta entre bastidores: la presencia del Fantasma. Nadie sabe qué o quién es, pero sus apariciones son cada vez más frecuentes, creando el pánico. Sólo Christine, una joven bailarina, puede acercarse a él: el Fantasma es su maestro y le está enseñando a cantar. Pero lo que Christine no sabe es que el Fantasma está profundamente enamorado de ella y no permitirá que nadie se interponga en su camino.
REFERENCIA
Nacido en Nueva York (1939) el guionista y director Joel Schumacher estudió en la Escuela de Diseño Parsons y comenzó a trabajar a mediados de los años 60 como diseñador de moda.

A comienzos de los años 70 se muda a Los Angeles donde comienza su carrera en el cine como diseñador de vestuario en películas como El fin de Sheila (Herbert Ross, 1973) o en título de Woody Allen como El dormilón (Sleeper, 1973) o Interiores (1978); también Schumacher realizó los guiones de Un mundo aparte (1976) y de El mago (1978), musical negro dirigido por Sidney Lumet.

Sus inicios como director fue en anuncios publicitarios y en telefilms a mediados de los 70. Es en 1981 cuando debuta como director de cine con The Incredible Shrinking Woman, una sátira de ciencia-ficción que retomaba la hstoria del hombre menguante pero con protagonista femenino. Es en los años 80 cuando la fama de Schumacher como director de éxitos comerciales crece con cada nuevo título suyo: DC Cab (1983) con el famoso Mr. T como protagonista; St. Elmo's Fire(1985), romanticismo exitoso; Los muchachos perdidos (The Lost Boys, 1987) terror para teenagers, y Un toque de infidelidad (Cousins, 1989), comedia romántica, versión de una película francesa de los 70.

En los noventa Schumacher no deja de tener éxito y aunque ha abordado temas de diversos generos (comedia, thriller, fantástico, romántico) no es ciertamente un especialista en profundizar en personajes y tramas. Su filmografía está repleta de films tan distintos como Línea mortal (Flatliners, 1990), con Julia Roberts, con la que repite en Dying Young (1991), Un día de furia (Falling Down, 1993), un film polémico por su oda a la violencia; 8mm, thriller con Nicolas Cage; Nadie es perfecto (Flawless, 1999) comedia con Robert De Niro, o El cliente (The Client, 1994) adaptación de una novela de John Grisham, de quién volvió a adaptar para el cine otro de sus best-sellers, Tiempo de matar (A Time to Kill, 1996).

También en los 90, Schumacher tomó el relevo de Tim Burton para la tercera entrega del hombre murciélago en Batman Forever (1995) y, también, para la cuarta, Batman & Robin, definitivamente ambos films sin el lustre de sus predecesores. Los éxitos más recientes de este director han sido Phone Booth (2002) en la que Colin Farrell permanece casi toda la película encerrado en una cabina telefónica, y Verónica Guerin (2003) sobre una periodista perseguida por revelar ciertas verdades.

Joel Schumacher y Andrew Lloyd Webber llevaban 15 años dándole la vuelta al proyecto de llevar al cine la adaptación del musical que hiciera el segundo, y que fuera estrenado el 9 de octubre de 1986 en el Her Majesty¿s Theatre de Londres. "El Fantasma de la Ópera es uno de esos musicales que parecen estar pidiendo a gritos ser llevados al cine", afirma Schumacher.

Filmada en los prestigiosos estudios Pinewood de Londres y a un costo de 55 millones de dólares Schumacher aclara los riesgos en que se encontraba: "En un proyecto como este te ves obligado a jugar con muchos elementos: el suntuoso decorado, el reparto coral, la banda sonora... Por eso es muy importante no perder de vista qué historia quieres contar. Y yo, ante todo, tenía claro que el gran tema de la película era la trágica historia de amor del Fantasma y Christine."

El director explica cómo fue la escogencia de los actores: "A la hora de elegir a los actores, yo me empeñé en que quería a un reparto de rostros nuevos, casi desconocidos. Es una historia de jóvenes: quería que todos fueran muy jóvenes y atractivos. Andrew Lloyd Webber me impuso una única condición: que pudiesen cantar por sí mismos, sin necesidad de ser doblados."