DIRECTOR

Emil Zabala

Arangol, la vida de un héroe anónimo que se convierte en el Cid Campeador del fútbol venezolano; historia que refleja la perseverancia de Juan Arango quién con su talento y una fe ciega en sí mismo es ejemplo vivo de superación.

A diferencia que el resto de los países sudamericanos, en Venezuela el deporte favorito es el béisbol, de cuya actividad han salido los más renombrados jugadores presentes cada año en las Ligas Mayores estadounidenses, amén de la existencia de dos de los equipos con las mayores fanaticadas, las que siguen tanto a Leones del Caracas como a Navegantes del Magallanes, una pasión que, a pesar de su larga presencia en la historia del país, ha sido mostrada en el cine nacional sólo a través del largometraje de ficción Papita, maní, tostón (2013), de Luis Carlos Hueck, y que fuera respaldado por casi dos millones de espectadores, convirtiéndolo en el film más taquillero del cine venezolano. 

A pesar de esto, el renacimiento del fútbol como afición en Venezuela ha tenido sus manifestaciones no solo en la aparición, el seguimiento y el apoyo a La Vinotinto como selección nacional, sino también en el cine con cintas como Hermano (2010), de Marcel Rasquin, conmovedor drama de dos hermanos futbolistas que sufren la pérdida de su madre en medio de la violencia del barrio, un film de considerable éxito y premiado en Moscú; así como también el documental Vinotinto, la película, de Miguel New, documental precisamente sobre esta selección que hizo crecer la esperanza de muchos venezolanos ante la posibilidad de participar en un mundial de fútbol, algo que el país no ha logrado hasta ahora.

Oriundo de Maracay, estado Aragua, Juan Arango, sin dudas, ha sido parte importante del nacimiento y -cada vez más fuerte- afianciamiento de la pasión futbolistica en la fanaticada venezolana, a través de su ejemplo como jugador con talento, voluntad, confianza en sí mismo, perseverancia y lucha contra cualquier obstáculo. 

Durante su carrera, Arango, ha tenido que despedirse de su hogar para ir al extranjero, lidiar con diferentes idiomas y culturas, superar lesiones que casi le quitan la vida, soportar la presión mediática -que a veces dudó de su talento-, asumir la capitanía de una selección que confía en él para ir al mundial… Y aún así, Arango, sigue saliendo victorioso, hasta el punto de ser seleccionado el jugador más popular del mundo en 2012.

El director venezolano Emil Zabala se arriesga, en esta su ópera prima, a contar la historia de este venezolano victorioso, que no solo ha sido bandera de La Vinotinto, sino que también en el continente Europeo, cuna de los grandes jugadores de la historia, ha logrado que su seguidores acuñen una religión, los Zeugen Arangos (Testigos de Arango), con más de 8 mil seguidores. De esta manera, el director ofrece “una mirada a la personalidad introvertida y poco conocida del mediocampista” que militó en clubes como el R.C.D. Mallora de la liga española y el Borussia Monchengladbach alemán de la Bundesliga.