DIRECTOR

Patricia Riggen.

Narra los sucesos reales que ocurrieron en Chile en agosto del 2010, cuando el derrumbe de la mina San José dejó atrapados a 33 mineros a unos 720 metros de profundidad durante 70 días.

La historia de 33 mineros chilenos que quedaron atrapados durante dos meses tras el derrumbe de la mina San José, en Chile, en agosto de 2010, y su posterior rescate, inspiró a la directora mexicana Patricia Rigen (Guadalajara, 1970) para dirigir su tercer largometraje, luego de debutar con la aclamada La misma luna (2007), interpretada por Eugenio Derbez y Kate del Castillo, y continuar con la comedia Girl in progress (2012), protagonizada por Eva Mendes y Patricia Arquette. 

Los 33 (The 33, 2015) se estrenó en los cines chilenos el 06 de agosto de 2015, un día después del aniversario Nº 5 del accidente, convirtiéndose en la cinta más vista del año en el país sureño, con la cifra récord de más de 450 mil espectadores.

Aún siendo mexicana y radicada desde hace años en Los Ángeles, Patricia Rigen no dudó en presentar su candidatura una vez que se enteró de que el productor Mike Medavoy estaba buscando un director para la película. La realizadora ha declarado que después de tres semanas trabajando sobre un guion original que consideró insatisfactorio y apenas inteligible, fue capaz de presentar su propia mirada en una junta con los productores.  

Según Rigen, al principio de la señalada reunión “casi no me ponían atención”. Porque, aunque no era una desconocida, tampoco era evidente que una mujer, mexicana por añadidura, fuese a encabezar la esperada superproducción. Pero cuando terminó de exponer sobre la película que aspiraba a realizar, “me ofrecieron directamente hacerla. Lo que se ve en la película es lo que presenté el primer día. Siempre tuve clarísimo cuál era mi visión, de qué se trataba la película para mí, y creo que eso fue lo que hizo a Mike Medavoy decir, ésta es la persona”.

Luego del rodaje, realizado en inglés y con un reparto internacional, la directora fue a Chile para presentar la película a los mineros y sus familiares, una experiencia que para ella fue “mágica”.

“Yo me había reunido con ellos individualmente: con los mineros, con sus esposas, con sus hijas, con sus papás”, añade Riggen, “pero ésta es la tercera vez en que estábamos todos juntos (la primera, cuando los conocí; la segunda, cuando los filmé y ahora, en que les presenté la película). Para mí es como el final del sueño, el final de una batalla larga, grande. Y estoy feliz con los resultados, y sobre todo con que a ellos les haya gustado tanto la película”. Y remata subrayando lo delicado de dar vida a una experiencia tan difícil para quienes la padecieron. Por lo mismo, “siempre fue para mí una responsabilidad muy grande el lograr hacer una película que los retratara en su esencia, correctamente”.

Partir de la realidad

Curtida en el documentalismo, Riggen afirma que “fue un compromiso tratar siempre de partir de la realidad. Obviamente, esta narrativa tiene reglas muy estrictas inventadas por Aristóteles y que se tienen que seguir porque si no, no funciona. A veces tuvimos que separarnos un poco de la realidad, pero sólo en el sentido dramático, para lograr ciertos momentos”. 

Agrega que hubo un trabajo documental que a su juicio derivó en una ficción conectada con la experiencia concreta: “Lo que hicimos fue asumir que no se podían contar 33 historias bajo tierra y otras 200 arriba. Entonces, recogimos todas las experiencias y contamos la historia con el menor número de personajes, pero construidos a partir de todas las experiencias. La gente va a descubrir, cuando vea la película, todo lo que no se sabe de esta historia. Lo que pasó realmente abajo, los primeros 17 días, es algo muy exclusivo de la película que nos revelaron a nosotros y que no se ha contado antes. La historia que no se conoció”.

(Fuente: www.latercera.com)