SINOPSIS
Bob es un jugador y ladrón americano que ha acabado en la Riviera francesa, arruinado y enganchado a la heroína. Cuando toca fondo tras perderlo todo en las carreras, le proponen un último y espectacular golpe en el Casino Riviera de Montecarlo: se trata de robar la cámara acorazada que contiene una colección de arte de valor incalculable. Una historia de engaños y duplicidad con un doble robo, un falso Picasso y una doble adicción.
REFERENCIA
Escritor antes de ser cineasta, Neil Jordan (Irlanda, 1950) fue el creador de la Cooperativa de Escritores Irlandeses en 1974, revelándose como un destacado narrador de novelas con Night in Tunisia publicada en 1976, por la que recibe el Guardian Fiction Prize. En 1981, Neil Jordan trabaja como consultor creativo en Excalibur dirigida por John Boorman, un encuentro que le cambiará el curso de su carrera. Es precisamente Boorman quien produce Angel, su primer largometraje, en 1982. Es también su primera colaboración con el actor Stephen Rea, quien será su fiel colaborador a lo largo de su carrera.

Pero es en 1984 que este realizador se revela al gran público con The Company of Wolves, adaptación sombría y fantástica del cuento de la Caperucita Roja, ganadora del Gran Premio del Festival de Avoriaz. Dos años más tarde, el thriller Mona Lisa hace que la critica definitivamente se fije en Jordan como autor a tomar en cuenta. El film, brillante unión de cine "noir" y cine romántico, le reportó a su actor principal Bob Hopkins el Premio de interpretación masculina en el Festival de Cannes, el Golden Globe y el BAFTA al mejor actor.

Llamado por Hollywood, Jordan rueda a finales de los 80 dos comedias con no muy brillantes resultados: High Spirits (Hotel de fantasmas, 1988) y We're No Angels (No somos ángeles, 1989). De regreso a su natal Irlanda, filma The Miracle (1991) y The Crying Game (El juego de las lágrimas, 1992), esta última sobre el grupo terrorista IRA, la cual será aclamada tanto por la crítica como por el público. El film gana el Oscar al mejor guión, además de obtener otras nominaciones (mejor película y mejor director). Jordan vuelve al fantástico adaptando a la novela de Anne Rice en Interview with the Vampire (Entrevista con el vampiro, 1994).

En 1996, el cineasta enfrenta una parte de la historia de su país con la biografía del padre de la independencia de Irlanda en Michael Collins, que gana el León de Oro en el Festival de Venecia. A este film le ha seguido, Butcher Boy, adaptación de una novela homónima de Pat McCabe, que le reporta el Oso de Plata al mejor director en el Festival de Berlín 1998. En 1999 dirige tanto el thriller In Dreams, como el drama romántico The End of the Affaire (El ocaso de un amor) sobre una novela de Graham Greene.

Su más reciente obra es The Good Thief (Un gran ladrón, 2002) remake de un título francés de 1955 dirigido por Jean-Pierre Melville, Bob le flambeur. Jordan comenta: “A pesar de que el personaje de Bob está inspirado en el carismático antihéroe de Jean-Pierre Melville, tuve la libertad necesaria para desarrollar y actualizar la historia original. Empecé a trabajar el guión con cautela, pensando que sólo merecería la pena hacer una nueva versión si encontraba un enfoque tan sorprendente como el del golpe de Bob. Entonces leí dos artículos: uno sobre el casino de Bellagio de Las Vegas y su colección de obras de Picasso; y otro, sobre varias obras impresionistas compradas por multinacionales japonesas que se guardaban en cámaras acorazadas de temperatura regulada, mientras que las copias de los originales se exponían en las salas de juntas. De estos dos hechos surgió en mí la idea de los dos golpes, uno como tapadera del otro: Un casino, comprado por un banco japonés, utiliza como atracción principal el arte que adquirió a precios extravagantes en la década de los ochenta. Copias perfectas que cuelgan de las paredes, mientras los originales se encuentran en una cámara acorazada no muy lejos de allí. La idea de una copia y un original sin duda era muy atractiva para mí, ya que en eso consistía mi encargo, hacer algún tipo de copia del original. El hecho de los dos robos, uno aparente y uno real, me permitía dejar intacto el argumento de la película de Melville, como una especie de reclamo. En teoría, ésta entretejería su camino a lo largo de todo lo que yo escribiera, y una haría de espejo de la otra”.

Jordan traslada a la Costa Azul la trama de su film, con Niza como centro de la decadencia de gánsteres y prostituas, pero cercana, por el contrario, al galmour de Montecarlo. Apasionado del cine europeo, el autor describe Un gran ladrón como un homenaje a las películas europeas que le hicieron desear convertirse en director de cine.