Joe Doucett, un ejecutivo publicitario en horas bajas, más entregado al alcohol que a su familia, es secuestrado y retenido durante veinte años en una especie de hotel-cárcel sin que llegue a conocer la identidad o los motivos del secuestrador. Cuando es liberado, Joe sólo tiene una obsesión: descubrir quién es el responsable del castigo al que ha sido sometido y entender por qué. Pero a pesar de estar libre, sigue siendo un muñeco en una conspiración de revancha que amenaza con sepultarle.
REFERENCIA
Una nueva visión de OLDBOY
La historia de Oldboy: Días de venganza (Oldboy, 2013), que gira en torno a una misteriosa y épica venganza, ha alcanzado el nivel de leyenda entre los seguidores de novelas gráficas y de películas de culto. La fascinación nació a finales de los años noventa, cuando Garon Tsuchiya y Nobuaki Minegishi crearon un manga de ocho entregas acerca de un hombre al que encierran sin explicaciones en una cárcel privada con la única compañía de un televisor y que cuando es liberado al cabo de muchos años se dedica a intentar descubrir quién le robó la vida para saber por qué fue castigado de semejante forma.
El inquietante argumento inspiró una película al gran director coreano Park Chan Wook. Estrenada en 2003 y protagonizada por Choi Min-Sok, Oldboy chocó, desconcertó y emocionó al público en el mundo entero. La película era elegante y explosiva a la vez, plagada de peleas de artes marciales perfectamente coreografiadas, suspense en la mejor tradición de Hitchcock y una especie de poesía primitiva, hasta el punto de que la crítica no tardó en llamar a Park Chan Wook "el Quentin Tarantino del Lejano Oriente". También añadió una asombrosa dosis de humanismo al remolino ético que vive el protagonista. Explorando las numerosas formas de encarcelar a alguien físicamente, y lo que es aún más aterrador, mentalmente, la película permitió mostrar el paralelismo entre el prisionero cuya única compañía es un televisor y que no entiende su destino, y la vida en el mundo moderno.
Entre los muchos seguidores de la película estaba el director Spike Lee, conocido por películas de temas sociales contundentes como Nola Darling (She’s Gotta Have It, 1986), Haz lo correcto (Do the Right Thing, 1989), Malcolm X (1992), 25th Hour (2002) y el doble documental acerca del huracán Katrina "When the Levee Broke", pero al que siempre le han fascinado los thrillers sobre el comportamiento humano. En 2006 dirigió la inteligente y elegante El plan perfecto (Inside Man), la historia de un ingenioso atraco a un banco, protagonizada por Denzel Washington.
Como les pasó a muchas otras personas, Spike Lee se sintió tremendamente atraído por Oldboy la primera vez que vio la película coreana. "Me quedé asombrado", recuerda. "Era una historia sin precedentes con los mejores ingredientes de misterio y de venganza retratados de la forma más dura posible. Nadie había visto nada igual, yo tampoco".
Pero Spike Lee no leyó el guión de Mark Protosevich para una versión estadounidense de Oldboy y empezó a imaginar la historia a su manera hasta bastante tiempo después. En ningún momento pensó en mejorar la película de Park Chan Wook, sino en volver al cómic original y seguir su instinto.
"Nunca pensé en Oldboy como en un remake", explica el director. "Más bien me parecía la reinterpretación de una historia genial que podía presentarse de diferente manera. Park Chan Wook hizo una película genial, pero antes de eso estaba el manga japonés, y me pareció una oportunidad para ofrecer una nueva visión del material original".
Para conseguirlo, Spike Lee deseaba respetar la película coreana, pero sin copiarla. "Cuando empezamos a pensar en hacer Oldboy, Josh Brolin se puso en contacto con Park Chan Wook, y sus palabras fueron: ‘Hagáis lo que hagáis, que sea vuestra película’", recuerda.
Y es precisamente lo que hizo. No le preocupó que la historia se trasladara de sus orígenes japoneses y de los paisajes coreanos que la hicieron famosa a un escenario estadounidense."Es una gran historia y funciona en cualquier lugar, pero tenía claro que no debíamos obviar ninguno de los temas que toca", dice.
Al contrario, Spike Lee se decantó por una versión más primaria. En el centro de su interpretación del material está la idea de un hombre reducido a sus instintos más básicos, que se convirtieron en una parte importante de la intensa interpretación de Josh Brolin en el papel de Joe Doucett.
"Cuando encierran a Joe, recupera los instintos animales que todos llevamos dentro, pero que intentamos dominar", dice Spike Lee. "La mayoría de civilizaciones enseñan a controlarlos o, al menos, a no exhibirlos en público. Pero por dentro seguimos siendo animales instintivos".
Incluso cuando se apoderan de él las ganas de castigar al culpable, Spike Lee cree que Joe busca la salvación y la redención de un terrible destino que empieza a creerse que se ha buscado él solo. "Es una película de venganza", añade el director, "pero también es la historia de alguien que busca la redención. Joe es un alcohólico, un adicto, no es una persona maravillosa, y le hacen falta veinte años de encarcelamiento para empezar a ver la luz".
Pero sobre todo, según el director, los seguidores de la primera película deberían prepararse para ver "algo diferente, aun siendo un homenaje a lo que se hizo antes".
Guion: Mark Protosevich; basado en la película surcoreana “Old boy” (2003), dirigida por Park Chan-wook
Producción: Doug Davison, Roy Lee y Spike Lee
Fotografía: Sean Bobbitt
Montaje: Barry Alexander Brown
Música: Roque Baños
Director de Arte: Sharon Seymour
Intérpretes: Josh Brolin (Joe Doucett), Samuel L. Jackson (Chaney), Elizabeth Olsen (Marie), Sharlto Copley (Adrian / el desconocido), Michael Imperioli (Chucky), Linda Emond (Edwina), James Ransone (Dr. Tom Melby), Pom Klementieff (Haeng-Bok)
Distribución: Cinematográfica Blancica