SINOPSIS
David es un joven estadounidense que está a punto de cumplir el sueño de su vida: casarse con una australiana rubia, dulce y cariñosa llamada Mia. La boda se celebra en la región de Nueva Gales del Sur, y hacia allí se dirige toda la comitiva del novio, en la que van incluidos tres padrinos (un impresentable, un neurótico y un histérico) que van a convertir el día especial de David en una auténtica pesadilla.
REFERENCIA

Luego de su colaboración en la comedia británica Death at a Funeral (2007) y su “remake” americano de 2010, que narar el caos que se genera en el velorio del patriarca de una disfuncional familia inglesa, el guionista Dean Craig y los productores Share Stallings y Laurence Malkin, vuelve a colaborar en Una loca y divertida boda (A Few Best Men, 2011), en la cual los enredos ocurren ahora en una boda a celebrarse en Australia.

El director australiano Stephan Elliott (Sydney, 1964), luego de diecisiete años fuera de su país natal, recibió el guión de manos de Gary Hamilton, uno de los productores del film, pidiéndole que lo leyera "como favor personal". Recordando las palabras del prestigioso guionista Richard Curtis, que le dijo una vez que "un guión de comedia sólo funciona si te hace reír en voz alta al menos tres veces al leerlo", Elliott supo que aquel sería su siguiente proyecto.

Elliot alcanzó aclamación mundial con su segundo largometraje Las aventuras de Priscilla, reina del desierto (The Adventures of Priscilla, Queen of the Desert, 1994), comedia dramática premiada con el Oscar al mejor vestuario y donde un par de “drag queens” y un transexual recorrían el desierto australiano al ritmo de la música de ABBA. Posteriormente, tal éxito no se ha repetido ni con la comedia Welcome to Woop Woop (1997) ni con el thriller Eye of the Beholder (1999), una coproducción entre Canadá, Reino Unido y Australia que contaba con las interpretaciones de Ewan McGregor y Ashley Judd, y tampoco con la nueva versión de la obra de Noel Coward Easy Virtud (2008), aun contando con las actuaciones de Jessica Biel, Colin Firth y Kristin Scott Thomas protagonistas de los enredos de una familia británica cuyo hijo se casa con una americana, argumento llevado al cine anteriormente con celebrado acierto por Alfred Hitchcock en 1928.

Ahora en Una loca y divertida boda, el reparto internacional está encabezado por actores desconocidos: Xavier Samuel en el papel del desdichado novio, al que acompañan Kris Marshall, el cómico británico Kevin Bishop y el australiano Tim Draxl, quienes interpretan a los gamberros de sus padrinos.

Por otro lado, Elliott, que mantiene una larga amistad con la conocida cantante y actriz australiana Olivia Newton-John, estaba convencido de que era perfecta para interpretar a la madre de la novia. Por eso quedó entusiasmado cuando ella aceptó volver al cine australiano en el papel de Bárbara.

Elliott, encantado de trabajar con el guionista Dean Craig, afirma que el guión final de rodaje era un punto medio entre sus dos enfoques. "Dean posee un estilo único que impregna toda la película", comenta Elliott. "Hemos trabajado codo con codo para asegurarnos de que ajustábamos su humor a la sensibilidad australiana." Sin sacrificar, por supuesto, la escena de la oveja travestida.

Empeñado en que la película estuviera ambientada no sólo en Australia sino concretamente en Nueva Gales del Sur, Elliott convenció a Screen NSW (el organismo de financiación de este estado australiano) para que contribuyera a la búsqueda de localizaciones. El piloto del helicóptero que se alquiló para peinar zonas cercanas a Sídney era Gary Ticehurst, que falleció en un trágico accidente aéreo cinco meses después de concluir el rodaje.

Este trabajo de reconocimiento permitió encontrar el lugar perfecto para la boda: Yester Grange, una majestuosa mansión de la época federal australiana enclavada en una imponente escarpadura de las Montañas Azules.

La película se rodó en un periodo de ocho semanas en los Fox Studios de Sídney, en el parque nacional Lane Cove, en la localidad de The Rocks y en las pintorescas Montañas Azules, en las condiciones sofocantes de la canícula australiana. Elliott, que poco antes había asistido a una boda veraniega en Australia y había observado que se entregaban sombrillas a los invitados en cuanto llegaban, pidió al diseñador de producción George Liddle que ofreciera protecciones idénticas a los extras que interpretaban a los invitados en la escena de la boda. Este simple detalle contribuyó enormemente a evitar la insolación y el agotamiento durante la ola de calor mientras los equipos artístico y técnico se veían obligados a soportar temperaturas que rondaban los 40 grados durante el rodaje en los espectaculares jardines de Yester Grange.