DIRECTOR
SINOPSISVentura Pons
David tiene 20 años y llega a Barcelona buscando una oportunidad. Gracia tiene 70 y le ofrece una habitación a cambio de compañía y atención. Su convivencia es, desde el principio, explosiva. ¿Se darán cuenta a tiempo de que se necesitan?
REFERENCIA
Luego de Mil cretinos (2010) (*), segunda ocasión en adaptar una obra de Quim Monzón -después de El porqué de las cosas (1994)-, el catalán Venura Pons (Barcelona, 1945), regresa a la comedia con Año de gracia (Any de gràcia, 2011), que narra la difícil relación entre dos personas muy distintas.
Notas del director
Año a año, día a dia.
Hace un tiempo me encontré con un vecino de escalera. Un ex diputado de izquierdas, algo casposo, siempre pegado a una de esas pipas largas que apestan y que te acercan todavía más el tabaco a tu cara, muy especialmente si estás en el ascensor y no ha tenido la delicadeza de apagarla. Está medio jubilado y ronda mucho por el Empordà. Me contó que había conocido en Sant Feliu de Guixols a alguien, al parecer un antiguo compañero mío de internado, cuyo nombre no me resultó familiar. A la semana volví a coincidir con el personaje y su incívica pipa y me insistió: mi antiguo colega tenía una foto del colegio donde aparecíamos juntos. No le hice caso.
Al cabo de unas semanas, a eso de las ocho menos cuarto de la tarde, salgo corriendo de mi casa para ir a Laie, mi librería de cabecera. Al día siguiente a las siete de la madrugada volaba al festival de Toronto y necesitaba lectura para el viaje, pesado, de muchas horas. Juro que sin libros no puedo volar. Justo al salir a la calle se me acerca y se presenta el anunciado hombre de Sant Feliu y me pone una foto de niños en uniforme ante mis ojos, sin saber que de cerca no pillo nada sin gafas. Me excuso, contándole mis prisas. Me suelta que dispone de tiempo y decide acompañarme las cinco manzanas que nos separan de los preciados libros. Me cuenta que se espera para recoger a su hijo media hora más tarde. ¿Ah, tienes un hijo? le pregunto, por decir algo. Dos, este es el mayor. ¿Y a qué se dedica? Anda en segundo de carrera, no sé cual dice, y ahora mismo deberá estar terminando de jugar a las cartas. ¿A las cartas? Sí, el curso pasado compartió piso, en uno de esos programas de ayuda a la gente mayor, con una señora que le flipaban las cartas. La vieja tenía muy mal carácter, mi hijo también tiene el suyo, pero ella supo meterle el virus de los naipes en la sangre. En ese momento llegamos a mi destino, me despido cordialmente y no lo he vuelto a ver jamás, de verdad. Sin darse cuenta había sembrado en mi cabeza la semilla para una película. Para una comedia.
Muchas veces he escrito sobre mi viejo placer por la comedia. Y temo que voy a repetirme, pero es lo que pienso. La comedia es el gran desafío, el género que, vayas donde vayas, tiene más público que el drama, pero sin su reconocimiento social. En cualquier país, y más en el nuestro, hacer reír se considera un arte menor y, en cambio, a las lágrimas se les dá un marchamo de calidad, qué le vamos a hacer. A pesar de mi antigua afición por formas narrativas libres y nada convencionales, siempre me han gustado los géneros y no me importa transitar de uno a otro, de un drama a una comedia o de la ficción a un documental mientras me apasione lo que explico y que sienta que existe mi mirada en la narración. Hace tiempo descubrí que en las comedias, al margen de su dificultad conceptual, donde la historia debe construirse como una bomba de relojería, también debe de haber mucha pasión. A la vez, la propia naturaleza del género las convierten en tremendas armas de precisión en manos de los directores… cuando se tiene de verdad algo que contar. El humor en sus diversas formas permite sólidos niveles de provocación difícilmente imaginables en el drama. Una buena constatación a tener en cuenta en cuanto te propones un tema. ¿Drama o comedia?
Vayamos pues por la cosecha que fue madurando después del inesperado encuentro con mi antiguo compañero. Una vieja fuerte y tremenda, a la greña con un joven inconformista, respondón, que no se corta por nada, ambos obligados a compartir la vivienda. Ni uno ni otro se dejan amedrentar, a pesar de que ella detenta el poder y el joven sólo las ilusiones. La vieja ya ha renunciado a sus sueños y el joven los está descubriendo. Una perpetua pelea sin tregua, aunque ambos se necesiten. La percibo como una situación fantástica, muy divertida, donde fabular, en clave de comedia, sobre las relaciones humanas. Esta pareja será la base para una historia urbana, trepidante, fresca, divertida, abierta. Y que además, por la diferencia de edades de los protagonistas, me cubre un amplio abanico de público. Con la colaboración, primero de Carme Morell y después de Jaume Cuspinera, empezamos a armar el guión. Volver a la comedia, qué placer, ¡uf!
Ventura Pons
(*) Película con información en la sección ARCHIVO.
FUNCIONES:
GALERíA DE FOTOS:
FICHA TÉCNICA:
Guion: Carme Morell, Jaume Cuspinera y Ventura Pons
Producción: Ventura Pons
Fotografía: Sergi Gallardo
Montaje: Marc Matons
Música: Mazoni, Sanjosex, El Petit de Cal Eril, Éric Vinaixa, Illa Carolina y Gato Pérez
Director de Arte: Bel•lo Torras
Intérpretes: Rosa Maria Sardà (Gracia), Oriol Pla (David), Santi Millán (Pere), Amparo Moreno (Enriqueta), Diana Gómez (Noa), Àlex Maruny (Sergi), Ricard Farré (Marçal), Lluis X. Villanueva (padre), Nuria Feliu (Paquita)
Distribución: Séptimo Films
Guion: Carme Morell, Jaume Cuspinera y Ventura Pons
Producción: Ventura Pons
Fotografía: Sergi Gallardo
Montaje: Marc Matons
Música: Mazoni, Sanjosex, El Petit de Cal Eril, Éric Vinaixa, Illa Carolina y Gato Pérez
Director de Arte: Bel•lo Torras
Intérpretes: Rosa Maria Sardà (Gracia), Oriol Pla (David), Santi Millán (Pere), Amparo Moreno (Enriqueta), Diana Gómez (Noa), Àlex Maruny (Sergi), Ricard Farré (Marçal), Lluis X. Villanueva (padre), Nuria Feliu (Paquita)
Distribución: Séptimo Films