SINOPSIS
Dos curas, Julián y Nicolás, trabajan junto a Luciana, una asistente social, en una villa de Buenos Aires. Juntos luchan mano a mano para resolver los problemas sociales del barrio. Su trabajo los enfrentará tanto a la jerarquía eclesiástica y a los poderes gubernamentales como al narcotráfico y a la fuerza policial, arriesgando sus vidas por defender su compromiso y lealtad hacia los vecinos del barrio.
REFERENCIA

Pablo Trapero (San Justo, 1971) es considerado uno de los máximos representantes del “nuevo” cine argentino surgido a finales de los años 90. Lo confirma su film debut Mundo grúa (1999) reconocido en festivales como Rótterdam, Toulouse, Fribourg y Venecia.

El cine de Trapero es un cine realista, con un interés centrado en el retrato de gente común y corriente que desarrolla actividades cotidianas y destacando las injusticias socio-económicas en que se mueven.

Su segundo film, El bonaerense (2002), aborda los temas de la inseguridad y de la desocupación, narrados en el marco de la corrupción policial. La cinta se exhibió en la sección Una cierta mirada de Cannes, festival al que volverá a asistir, esta vez, compitiendo por la Palma de Oro, con su quinto film Leonera (2008), drama sobre la maternidad en los recintos carcelarios protagonizado por Martina Gusman.

Luego de otro intenso drama, como lo es Carancho (2010), protagonizado por Ricardo Darín, Martina Gusmán y Darío Valenzuela, centrado en la relación entre los dos primeros, cuyo argumento se vincula con las víctimas de los accidentes de tránsito y el negocio de las indemnizaciones relacionadas con ellos, así como en las condiciones en que trabajan muchos médicos y enfermeras, Trapero realiza Elefante blanco (2012), volviendo a Cannes, a la sección Una cierta mirada, narrando el afanoso desempeño de dos curas en una barriada de la capital argentina. De nuevo actúan Ricardo Darín y Martina Gusman, esta vez acompañados por el actor francés Jérémie Renier.

El director cuenta cómo fue el origen del film: “La idea de esta película la tengo desde los diez años cuando aun no sabía que quería hacer cine. Yo iba a una escuela salesiana y trabajábamos mucho en diferentes lugares. En mi caso particular con el tiempo me interesó menos la religión y más el trabajo social. De hecho diferenciaría un poco lo que es la religión de lo que es la fe. La fe es independiente de la religión y probablemente haya gente religiosa que no tenga fe. Muchas veces se confunden las definiciones. Te sentís cómodo en la capilla y eso no te convierte en católico. Eso es un poco lo que narra la película. Mucho más del esfuerzo, el esmero y el cariño que ponen esos curas esto deja de ser un acto religioso, es el debate que la película plantea. Muchas veces la acción por los pobres está acompañada por una idea de Dios que no todos tienen porqué compartir. Cuando a cambio de la ayuda viene la ostia eso ya es una negociación, no necesariamente una ayuda. El planteo está dado en quienes lo hacen por la necesidad de ayudar y quienes por la necesidad de evangelizar. Para mí la fe, la necesidad y la religión no siempre están en el mismo lugar”.

Además de los tres personajes en juego, también la edificación conocida como “Elefante blanco” alcanza asimismo cierto protagonismo a nivel visual. Se trata de una estructura semi-abandonada cuyo destino era el ser el hospital más grande de Latinoamérica y debió ser inaugurada por Juan Domingo Perón, pero luego de su derrocamiento en 1955, la obra fue abandonada. Actualmente el Elefante Blanco es propiedad de la "Asociación de Madres de Plaza de Mayo", y es utilizado diariamente como comedor de la gente que vive en la villa contigua.

Explica el realizador: “Justamente el edificio del ‘Elefante blanco’ no estaba en el guión. Surge en parte del proceso de la película. Eso a veces es complicado porque a medida que estábamos preparando la película yo sigo escribiendo y a nivel de producción es un caos. El ‘Elefante blanco’ surgió durante el proceso de producción, una vez que todo el equipo estaba funcionando y buscábamos los lugares. El proceso se hace más vital en ese sentido ya que el guión se pone a prueba en cada decisión que vas tomado después. Por ejemplo, el edificio surgió en la búsqueda del lugar. Con todo lo que representa y lo que se ve en la película fue como un amor a primera vista. Cuando lo vi no podía pensar en otro lugar que no fuese ese. El ‘Elefante blanco’ se volvió un protagonista más en el momento de hacer la película”.

(Fuente: www.escribiendocine.com)