SINOPSIS
Salma, una viuda palestina, decide librar una batalla contra el ministro de Defensa de Israel, cuya casa linda con su campo de limoneros, en la frontera entre Israel y los Territorios Ocupados. La policía no tarda en decretar que los árboles de Salma representan una auténtica amenaza para el ministro de Defensa y su familia, y ordena que se talen. Pero Salma decide luchar para salvar sus árboles y su vida.
REFERENCIA

Eran Riklis (1954) es hoy uno de los cineastas israelí más destacados. Trabaja en el cine desde 1975. Con su diploma de la National Film School, de Beaconsfield (Inglaterra) recién obtenido, realiza su primer largometraje On a Clear Day You Can See Damascus” (B’Yom Bahir ro’im et Dameshek, 1984), thriller político basado en una historia real. Siete años más tarde filma Cup Final (Gmar Gavi’a), valorada por la crítica internacional y seleccionada para varios festivales. En 1993 realiza Zohar que resulta un inmenso suceso en Israel. Luego Vulcan Junction (Tzomet volkan, 1999), homenaje al rock and roll, antes de filmar The Syrian Bride (2004), comedia dramática con la que alcanzó un notable reconocimiento mundial, siendo premiado en los festivales de Locarno y Montreal.

Por otra parte, Riklis ha realizado numerosos telefilms, series televisivas, spots publicitarios, documentales y cortometrajes.

Eran Riklis habla de cómo surgió la idea de su séptimo films, El árbol de lima (Etz Lemon, 2008): “Cuando acabé de rodar La novia siria, tenía dos cosas muy claras. La primera era que quería volver a dirigir a Hiam Abbass(*), esta vez en un papel principal, y la segunda era que quería acercarme más a la situación de Oriente Próximo. En otras palabras, dejar los Altos del Golán y meterme de lleno en la explosiva situación entre Israel y los palestinos. Empecé a buscar una historia y encontré varios ejemplos de palestinos que habían llevado al Estado de Israel a los tribunales. La idea me intrigó por varias razones. En primer lugar, el hecho de que los palestinos pueden llegar hasta el Tribunal Supremo dice mucho a favor del sistema judicial israelí. En segundo lugar, a pesar del sistema (y sin tener en cuenta las decisiones de los diferentes tribunales al final del juicio), existe una profunda sensación de injusticia y, sobre todo, de aturdimiento después de tantos años de ocupación. Ambos lados han hecho cosas deplorables, nada es blanco o negro, pero la historia de unos limoneros que se convierten en una amenaza a la seguridad nacional solo porque tienen la mala suerte de estar al lado de la casa de la persona encargada de dicha seguridad, me pareció el marco perfecto para lo que quería contar. Y el hecho de que miles de historias similares han ocurrido y volverán a ocurrir, me empujó aún más”.

Riklis no cree en el hecho de que su película sea tachada de política, término que le parece desfasado pues “todo hoy en día es político. Todo lo que se diga, se haga o se piense producirá una reacción política. Las decisiones que toman políticos a miles de kilómetros afectan al mundo entero, sobre todo en una ‘zona peligrosa’ como es Oriente Próximo, pero también si se vive en Nueva York, París o Berlín. No, El árbol de lima no es una película política, es la historia de unas personas atrapadas en un enfrentamiento político. El ministro de Defensa, su esposa, Salma, el abogado, todos están atrapados en sus situaciones personales y públicas, en su modo de pensar. No es política porque no intenta imponer un punto de vista. Se limita a contar una historia, a mostrar emociones y a enseñar una situación delicada y compleja situada contra un telón de fondo explosivo. Subrayo la palabra ‘historia’ porque quería contar una historia conmovedora que fuera accesible a un público plural en todo el mundo”.

(*) También la actriz hace el papel de la madre de Said, uno de los dos amigos protagonistas, en Paradise Now (2005), distribuida en Venezuela por Gran Cine.