A una semana de su confirmación religiosa, Anna lucha contra demasiados conflictos internos: la relación de sus padres está a punto de llegar a su fin y convulsiona su entorno, la atracción sexual que genera en un adolescente la persigue en cada rincón y los fantasmas y las dudas acerca de su religión y sus deberes con ella acosan sus pensamientos. En ese ambiente, en una pequeña aldea bretona, ella intentará hacer que su cuerpo y su mente se acomoden, y llegar a buenos términos consigo misma y con el grupo de gente que la rodea, especialmente con su abuelo moribundo.
REFERENCIA
Después de estudiar Cinematografía y Filosofía en París, Katell Quillévéré (Abidjan, Costa de Marfil, 1980) crea en 2004 los Encuentros del Mediometraje de Brive, en colaboración con Sébastien Bailly, y organiza las tres primeras ediciones de este evento. En 2005, su primer cortometraje, À bras le Corps, se presenta en la Quincena de los Realizadores de Cannes y es seleccionado para los César de 2007. Quillévéré es también autora de los cortos L’imprudence (2007) y L’échappée (2009).
En 2010 vuelve a participar en la Quincena con su primer largometraje, Un veneno violento (Un poison violent), que también obtiene el Premio Jean Vigo.
Al igual que su joven intérprete (Clara Augarde), que descubre con este su primer rodaje un nuevo universo, el personaje de Anna es también protagonista de un aprendizaje propio, en ese período tan particular en el cual ya no se es niño pero tampoco adulto. Para la cineasta, sin embargo, no se trataba de dar a su heroína una faceta demasiado conformista y, desde la escritura del guion, se planteó el reto de "encontrar un equilibrio entre la crónica adolescente y el film coral (... ), fue, entonces, manteniéndonos en la encrucijada de estos dos tipos de relato, que la exactitud y veracidad de esta historia pudo surgir ".
Con el título de su primera película, Un veneno violento, Katell Quillévéré hace un guiño a Serge Gainsbourg, que habla en una de sus canciones del sentimiento amoroso. La directora también ve un mensaje más "subterráneo”: "Para mí se refiere a cualquier cosa que nos hace sentir vivos, y, al mismo tiempo, hacernos sufrir. Se trata de una pulsión contradictoria que rige nuestra relación con el mundo.", confiesa.
Una mirada más cercana a esta joven heroína en busca de sentido y de fe, puesta también a prueba, recuerda a los personajes místicos herederos de Jacques Rivette o Robert Bresson. De acuerdo a la realizadora: "De hecho, estos cineastas son muy importantes para mi. Siempre he estado fascinada por los personajes de jóvenes místicos (...) Ellos realmente alimentan mi imaginación. Finalmente, Anna no es ni mística ni decadente, sino que lleva esta doble influencia", aclara Quillévéré.
Guion: Katell Quillévéré
Producción: Justin Taurand
Fotografía: Tom Harari
Montaje: Thomas Marchand
Música: Olivier Mellano
Intérpretes: Clara Augarde (Anna), Youen Leboulanger Gourvil (Pierre), Lio (Jeanne) , Stefano Cassetti (Padre François), Michel Galabru (Jean)
Distribución: Embajada de Francia