Un sicario de prestigio internacional llega a Caracas para ejecutar un atentado político desconociendo la identidad de la víctima. Desde el Centro de Detención de Inmigrantes Ilegales, El Paso, Texas, el terrorista Luis Posada Carriles, alias Bambi C4, se involucra en la acción, mientras revela sus actividades en Venezuela y toda Latinoamérica durante su período más activo y mortal.
REFERENCIA
En 2007, Eduardo Barberena rueda el que debía ser su segundo largometraje, Alias, Bambi C4 (2012), luego de haber transcurrido 12 años del estreno de su ópera prima, La hora Texaco (1985), uno de los pocos films venezolanos que toca el tema petrolero.
Luego de finalizar la filmación de Alias, Bambi C4, el cineasta dirigió su siguiente film, Cheila, una casa pa’Maíta (2009), que se estrenó en el Festival del Cine Venezolano de Mérida, obteniendo unos cuantos premios importantes y la atención de público y crítica por su tema tan controvertido: su protagonista es un personaje trangénero que se enfrenta a la intolerancia, el rechazo y la violencia de su entorno familiar. La cinta se estrenaría comercialmente al año siguiente, mientras Alias, Bambi C4, continuaba en una especie de limbo del que ahora parece por fin emerger. Desde entonces, desde el término de su rodaje, cada año se ha venido anunciando su estreno sin que ello haya logrado concretarse.
La película toca las actividades de un personaje real, que de vez en cuando vuelve a la palestra de la controversia no sólo en el ámbito nacional sino internacional, como lo es Luis Posada Carriles, de origen cubano, acusado de terrorista, autor de la voladura de un avión de Cubana de Aviación, en 1976, y de intentar asesinar a Fidel Castro.
“Alias, Bambi C4 tuvo ciertos inconvenientes, porque es muy política con muchos contenidos conflictuales y eso hizo que se analizara y se filmaran escenas adicionales, aunado a otras razones técnicas que la retrasaron”, explica el realizador (*).
El guión de la película fue encargado por la Villa del Cine a Gustavo Michelena y luego se le ofreció a Barberena la dirección: “Me pareció interesante y estoy totalmente de acuerdo con lo que el metraje pregona, habla sobre el terrorismo y yo soy una persona totalmente opuesta a eso desde cualquier ángulo por donde se le mire” (*).
La producción se llevó a cabo a lo largo de 8 meses, teniendo como locaciones la ciudad de Caracas y la isla de Margarita. “La ficción se desarrolla en 2006, justo cuando se efectúan las elecciones presidenciales en Venezuela y se supone va a haber un magnicidio. Todo se entrelaza con la situación del sicario envejecido sustituido por matones nuevos”, comenta Barberena. (*)
Pero el cineasta puntualiza: “Aclaro que esto no es una ‘biopic’. Lo que hemos querido hacer es un thriller político; es decir, hay un porcentaje de la película que habla de la verdad que se mezcla con la ficción, que cuenta, partiendo de esa realidad, algo que podría haber pasado... la idea es que el público escuche una verdad y se entretenga con una mentira". (**)
(*) Declaraciones tomadas del diario Tal Cual, lunes 16/01/2012, p. 18.
(**) Tomado de la revista Estampa, diario El Universal, domingo 23/01/2011.
Guion: Gustavo Michelena.
Producción: Nelson Carranza.
Fotografía: Rodolfo Beer.
Montaje: Jonathan Pellicer.
Música: Víctor Pratt y Jesús Bello
Director de Arte: Aureliano Alfonso.
Intérpretes: Carlos Padrón, Patricio Wood, Carlos Ever Fonseca, Gioia Arismendi, Gabriel Blanco, Aníbal Grunn.
Distribución: Amazonia Films