Ignacio Carrillo, un juglar que durante años recorrió pueblos y regiones llevando cantos con su acordeón, toma la decisión de hacer un último viaje, a través de toda la región norte de Colombia, para devolverle el instrumento a su anciano maestro, y así nunca más volver a tocar. En el camino, encuentra a Fermín, un joven cuya ilusión en la vida es seguir sus pasos y ser como él. Cansado de la soledad, Ignacio acepta ser acompañado, y juntos emprenden el recorrido desde Majagual, Sucre, hasta Taroa, más allá del desierto de la Guajira, encontrándose con la enorme diversidad de la cultura caribe y viviendo todo tipo de aventuras y encuentros.
REFERENCIA
Ciro Guerra (Río de Oro, Cesar, 1981) cursó estudios de cine y televisión en la Universidad Nacional de Colombia. Después de dirigir 4 cortometrajes -Silencio (1998) y Alma (2000), el documental Documental siniestro: Jairo Pinilla, cineasta colombiano (1999) y el corto de animación Intento (2001)-, con los que ha obtenido numerosos premios en festivales, escribió y dirigió La sombra del caminante (2004), su ópera prima, que fue seleccionada en más de 60 festivales de cine de todo el mundo (incluyendo Cannes, Tribeca, Seúl, Bangkok, Seattle, Río de Janeiro y Guadalajara), ganadora además de 15 premios y menciones en festivales como San Sebastián, Toulouse, Trieste, Mar del Plata, Varsovia, Austin, Quito, Santiago de Chile, Cartagena y La Habana).
El éxito de su ópera prima, sin duda, ha permitido que Guerra haya podido llevar a cabo su segundo largometraje, Los viajes del viento (2009) que ha tenido una aceptación no menos entusiasta tanto en Colombia como a nivel internacional, pues la película formó parte de la sección Una Cierta Mirada del Festival de Cannes, un evento al cual el cine colombiano no asistía desde que Víctor Gaviria estuviera presente con La vendedora de rosas (1998). En el Festival de Cartagena la cinta de Guerra ganó el Premio a la Mejor Película y al Mejor Director, mientras que en el Festival de Bogotá recibió el Círculo Precolombino de Oro a la Mejor Película Colombiana y al Mejor Director, además de ser escogida para representar a Colombia en el Oscar a la Mejor Película Extranjera 2009.
Los viajes del viento es una “road-movie”, pero en burro, situada temporalmente en 1968, que cruza varias zonas de la Costa Atlántica de Colombia como el César, La Guajira, la Sierra Nevada de Santa Marta, la Sabana de El Paso, la Ciénaga de Zapatosa y la Serranía de Perijá. Lo que busca el director es propiciar un acercamiento entre el espectador y la música del Caribe, telón de fondo de la historia de Ignacio Carrillo, un juglar vallenato que emprende un recorrido para devolverle el acordeón a su maestro pues lo considera el causante de sus desgracias. "Hasta ahora el cine colombiano ha mostrado dos opciones: comedia y violencia, pero hay otra veta que es posible: la cultural. Nadie ha mostrado, por ejemplo, Boyacá o Nariño tal como son, con sus costumbres, sus paisajes y sus gentes. Yo quería mostrar la costa tal y como la veía desde niño -dice Ciro-. Y lo logré".
Fue así como se embarcó en un proyecto muy ambicioso, con dos años de investigación paralela a la escritura del guión y nueve meses de rodaje en el que conformó un equipo de producción de 100 personas con el que recorrió 84 localidades, desde Sucre hasta La Guajira, pasando por la Sierra Nevada de Santa Marta.
Trabajó con 100 actores naturales en lugares que incluso desconocía. Su propósito no sólo fue mostrar un paisaje natural casi desconocido para la mayoría de los colombianos, sino descubrir "el paisaje humano, la gente que vive allí con su cultura y su idioma".
Uno de los momentos más emotivos del rodaje ocurrió cuando rodó escenas en Nueva Venecia, un pueblo palafítico levantado sobre la ciénaga del Magdalena. Ciro alteró el guion una y otra vez en la medida que aparecían rincones y personajes con historias increíbles. También para él, la filmación fue un descubrimiento.
Detrás del rodaje hay material para otra película. Bajo el inclemente sol del Caribe, soportando los cambios del clima y de luz natural, y hasta las enfermedades propias del trópico que atacaron al equipo de producción, incluido Redentor, el burro, el equipo logró armar la ambientación de 1968, el año del primer Festival Vallenato, que es en el que se desarrolla la película.
De pronto era demasiada ambición para una segunda película. Sin embargo, a diferencia de La sombra del caminante, que realizó con un equipo de producción de nueve personas, para el rodaje de Los viajes del viento Ciro pudo dedicarse por completo a la creación, pues contó con un equipo completo de profesionales que, en palabras de él, dio mucho más de lo que yo esperaba". El recurso del Wide Screen (panorámico y rectangular), utilizado en superproducciones de Hollywood y que requiere de equipos especiales, complementaron una propuesta visual que según Ciro no se conocía en Colombia. El filme, hablado en cuatro idiomas (español, wayunaiky, ikn-arhuaco y bantú), supera cualquier visión anterior del Caribe colombiano. (www.cromos.com.co).
Con respecto a la propuesta estética y narrativa de sus películas Ciro Guerra manifiesta: “Quiero películas muy honestas, que hablen del ser humano a través de la poesía. No puedo hacer películas de otra forma. Los viajes del viento es la película que siempre había querido hacer porque soy de la región, del Cesar, y sentí que esta mezcla de culturas que origina la música caribeña es nuestra mitología y hay que explorarla”.
Guion: Ciro Guerra
Producción: Cristina Gallego, Diana Bustamante
Fotografía: Paulo Andrés Pérez
Montaje: Iván Wild
Música: Iván “Tito” Campo
Intérpretes: Marciano Martínez (Ignacio Carrillo), Yull Núñez (Fermín), Rosendo Romero, Beto Rada, Guillermo Arzuaga, Agustín Nieves, Erminia Martínez, José Luis Torres
Distribución: Embajada de Colombia