DIRECTOR

Steven de Jong

Film basado en hechos reales. A pesar del mal tiempo, el comité de las once ciudades de Friese decide, por mayoría, bajo presión mediática, que el famoso maratón sobre hielo de 1963 prosiga. Entre los miles de participantes se encuentran Henk Buma, el soldado; Sjoerd Lelkama, el hijo del agricultor; el albañil Kees Ferwerda y el enfermero Annemiek. Los cuatro tienen sus propias razones para tomar parte en la carrera. Por los sucesos trágicos y heroicos, esta carrera se convertirá también para ellos en un acontecimiento único.

Después de su debut con el drama bélico De fûke (2000), la filmografía del actor, guionista, productor y director holandés Steven de Jong (Scharsterbrug, 1962) se ha caracterizado por las películas de aventuras dirigidas al público juvenil o para toda la familia, en las que destacan De Schippers van de camaleón (2003), su continuación Kamaleon 2 (2005) o De scheepsjongens van Bontekoe (2007).

Su sexto film El infierno del 63 (De hel van ’63, 2009), está basado en hechos reales, ocurridos en el año 63, durante la realización de lo que se conoce en Holanda como el "Elfstedentocht", maratón de patinaje sobre hielo a lo largo de once ciudades. Aquel día de enero de 1963, el clima era horrible, pero miles de patinadores se presentaron en la línea de partida del que llegaría a ser un "Elfstedentocht" legendario. Doscientos kilómetros sobre hielo natural, a lo largo de once ciudades de la provincia de Frisia, en el norte del país. Nada fácil para nadie. Desde ese año, el maratón se ha celebrado otras tres veces: en 1985, 1986 y 1997. Sin embargo, el que ha quedado para siempre en la memoria de los holandeses es el de 1963.

Una prueba heroica
El cineasta Steven de Jong, nacido en el verano de 1962, ha reconstruido el maratón de ese año: “En la escuela, cuando era niño, me tocó hablar sobre ese Elfstedentocht memorable, y desde entonces, me rondaba el tema,” explica. “Se puede decir que el 90 por ciento de la película corresponde a la realidad. Según quienes lo vivieron, ese día pudo convertirse en un verdadero desastre”.

El infierno del 63 es una película con viento, hielo y nieve. El espectador no puede sustraerse a lo que ve, la epopeya de cuatro patinadores que deben luchar palmo a palmo para llegar al final de la carrera. Quizás se podría hablar también de ‘un film de desastres’, dado que después de media hora de proyección uno comienza a preguntarse si será posible que todo termine bien.

Los medios de prensa holandeses estaban atentos desde hace un año a la presentación de la película. ¿Por qué tanto interés? Según Steven de Jong, se debe a que se trata de “un film profundamente holandés, en el que se tratan temas directamente relacionados con nuestra cultura. Emociones que están en los genes de los holandeses”. (Fuente: www.rnw.nl).