En Los Andes venezolanos, una joven pareja de campesinos quiere tener un hijo, pero tienen dificultades para concebir. Al no saber cuál de ellos tiene el problema de fertilidad, Alma y Samuel, hombre amargado de muy mal carácter, se enteran que en un pueblo cercano hay un médico extranjero que cura mediante hipnosis y acuden a él para tratar de solucionarlo. Pero cuando intentan hipnotizar a Alma, el que resulta hipnotizado es Samuel, lo que provoca en él una trasformación misteriosa que quizás pueda ayudar a resolver el problema de su pareja.
REFERENCIA
Después de Habana Havana (2006), esta nueva producción es “oficialmente” el segundo largometraje realizado bajo las premisas del incipiente movimiento conocido como Cine Átomo, promovido por el realizador, guionista y productor venezolano Alberto Arvelo, que consiste “básicamente en tratar de regresar a cierta concepción del cine de una manera más simple”, contemplando una estricta economía de recursos que “supuestamente debería implicar el cine y las grandes producciones”. En resumen, se trata de concentrase “en la esencia, en la historia y más que nada, en la necesidad de hacer cine con lo que sea absolutamente necesario”, ha explicado César Lucena, quien debuta como director con Samuel (2011), una historia que transcurre a mediados del siglo XX en San José del Sur, un pueblo enclavado en las montañas de Mérida, donde el tiempo parece haberse detenido. En esa peculiar atmósfera cobran vida personajes con historias que comienzan a tejerse en la infancia, y que tienen que ver con la paternidad, con los dolores y las huellas que puede dejar en un hombre una infancia oscura y complicada.
El texto que guía la historia de la cinta se comenzó a concebir cuando el director cursaba séptimo semestre en la Escuela de Medios Audiovisuales de la Universidad de Los Andes, y recibía clases de guión precisamente con Alberto Arvelo. En aquel entonces, el director de Cyrano Fernández (2008) pidió a los seis estudiantes del curso que elaboraran cada uno un guión, para luego seleccionar uno de esos con la intención de convertirlo en el segundo largometraje de la escuela.
Ese momento coincidió con el estreno de Habana Havana, que al entonces estudiante le había parecido una propuesta valiente, por su austeridad de la producción que a pesar de eso logró una historia bien contada. “Entonces en lugar de competir, yo por hacer el segundo largometraje de la escuela de cine, le dije a Alberto (Arvelo) que yo quería hacer esa historia como él había hecho la suya, como una producción átomo”, recordó.
Dos años tomó la elaboración del guión final antes de comenzar el rodaje a principios de 2007. Tras cada versión del texto de Lucena, Arvelo realizaba una lectura para su respectiva corrección. Cuando ya el instrumento narrativo contaba con cierta consistencia lo discutieron con algunos expertos en la materia y con los miembros del equipo que participarían en la producción.
Fank Baiz, analista e investigador en las áreas de la semiótica narrativa y la dramaturgia del guión, y la profesora de formación rusa Irina Dendiouk, fueron algunas de las personas que contribuyeron al acabado final de la historia. “El mismo Erich Wildpret leyó el guión. Una cosa que quizás la gente no sepa es que él es un muy buen analista de guión, es una persona muy competente, un estudioso del guión que sabe muchísimo de eso y siempre sus consejos son muy pertinentes”, reveló Lucena.
Finalmente, con un equipo compuesto por seis personas, un director de arte, un director de sonido, un fotógrafo, un productor y Lucena, comenzaron el rodaje que duró seis semanas. “Todos hacíamos varias cosas y todos teníamos que articularnos. Fue un trabajo muy bello porque las adversidades y las mismas carencias obligan a la solidaridad. No hubiera sido lo mismo de haber contado con más dinero, o más asistentes cada uno. De esa manera hubiera sido un trabajo profesional, donde se delegan las funciones, pero seguramente la gente iba a tener más distancia con lo que estaba haciendo. Acá todos sabíamos que si no colaborábamos todos, no salía la película, así de sencillo. Eso nos obligó a trabajar mejor”, dijo.
Con la producción ya lista, gracias a financiamiento independiente, el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía se involucró en el proyecto participando en la transferencia a 35 mm, las copias para las salas de exhibición y lo relativo a los festivales nacionales e internacionales.
“El Cine Átomo es una cuestión de honestidad, de pensar bien en lo que tenemos, lo que queremos decir y cómo lo podemos decir de la mejor manera, sin invertir recursos innecesarios”, sentenció el César Lucena.
Guion: César Lucena
Producción: Alcione Guerrero
Fotografía: Gerard Uzcátegui
Montaje: Nascuy Linares, Alberto Arvelo y Alcione Guerrero
Música: Nascuy Linares y Alberto Arvelo
Director de Arte: Leandro Arvelo
Intérpretes: Erich Wildpret (Samuel), Ananda Troconis (Alma), Manuel Porto (Montoya), Carlos Julio "Trece" Molina (Baudilio), Marisa Román (Engracia), Andrés Pernía Díaz (César Augusto), Jeison Paredes (Samuel niño), Rocío Flores (Alma niña), Anderson Monje (Jóvito)
Distribución: Cines Unidos