SINOPSIS
La historia de una familia miraflorina compuesta por Claudia, esposa de Daniel y madre de Elías y Sofi. La vida de ellos se desarrollan con mucha normalidad hasta que son sorprendidos con el atentado terrorista en la calle Tarata, con lo cual Claudia sufre una pérdida muy grande que la hará reaccionar ante hechos que pasaron frente a ella durante mucho tiempo.
REFERENCIA

Fabrizio Aguilar (Lima, Perú, 1973) estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Lima y, paralelamente, actuación en el Club de Teatro de Lima. Desde 1994 trabaja como actor de cine, teatro y televisión. Su primera película Paloma de papel escrita y dirigida por él, se estrenó en el año 2003, logrando obtener un gran suceso en el público y crítica nacional e internacional. Su segundo largometraje, Tarata (2009), contó para su realización con los siguientes premios y fondos: Fond Sud (Francia), Visión Sud Est (Suiza), CNAC (Venezuela), Conacine (Perú), Fundación Carolina y Casa de las Américas (España).

En su primera semana de exhibición, Tarata tuvo 74.213 espectadores, convirtiéndose en una de las películas con muy alta taquilla, aunque esto se debió más que nada a la enorme publicidad que se le dio. La cinta cuenta con la actuación de Gisela Valcárcel, una popular presentadora de televisión en Perú, quien debuta como actriz.

Luego de producir Un día sin sexo (Frank Pérez-Garland, 2005) y de 5 años de rodar su primer largo, Aguilar decide filmar su segundo film, la historia de una familia de clase media alta limeña, cuya vida se trastocará en el contexto de los atentados terroristas sucedidos en Jesús María y Miraflores en 1992. Una realidad que, como él mismo afirma, es más cercana al director, que aquella presentada en Paloma de papel, su primer filme.

Ante la pregunta de por qué contextualizó su film entre estos dos ataques subversivos, Fabricio Aguilar aclara: “Cada atentado sirve sólo para contextualizar la película. El atentado de Tarata, que sucede a la mitad de la historia, marca un cambio dentro de cada uno de los miembros de la familia que afrontan la realidad de distinta manera. Es importante ver esto porque golpeó a la sociedad limeña y capitalina. Además, no es una película sobre el atentado de Tarata, sino un filme de cómo éramos como sociedad limeña en 1992. Quiero resaltar la indiferencia, el miedo, los carros-bomba, las velas y las ventanas de Miraflores cubiertas de cinta en las ventanas. Todo esto es parte de la historia”.

“Yo he sido parte de toda una generación que ha crecido con esta sensación de constante violencia. Ahora los terremotos parecen más preocupantes que el terrorismo, pero en esa época era algo normal escuchar una bomba como si fuera un temblor”, concluye el director.

(Declaraciones de Fabricio Aguilar tomadas de www.cinencuentro.com/)