DIRECTOR
SINOPSISTony Scott
Un criminal y su banda se apoderan de un vagón de metro. Si no acceden a sus demandas en el tiempo acordado (exige una suma importante de dinero), irá matando a los distintos pasajeros. Sin embargo, un trabajador del metro que conoce muy bien el sistema de túneles le pondrá las cosas bastante difíciles, si bien desconoce cómo hará el delincuente para fugarse del lugar una vez tenga el botín en sus manos.
REFERENCIA
El director Tony Scott lleva al cine el secuestro de un tren de metro y el consiguiente empate entre policías y ladrones. Este juego del gato y el ratón enfrenta, por un lado, a un ordinario controlador de trenes, desbordado por los acontecimientos, interpretado por Denzel Washington; y por otro, un asesino vengativo e inestable, a quien da vida John Travolta en esta película de acción y suspense que es Rescate del metro 123 (The Taking of Pelham 123, 2009).
Rescate del metro 123 comenzó siendo un best seller escrito por John Godey, adaptada a la pantalla por primera vez en 1974, siendo protagonizada para ese entonces por Walter Matthau y Robert Shaw, y aún hoy en día continúa siendo un clásico.
Los realizadores –Scott, el guionista Brian Helgeland y los productores Todd Black, Jason Blumenthal y Steve Tisch-, encararon esta nueva adaptación– no como una copia del clásico, que, según su opinión, sigue destacando por sus propios valores. En lugar de ello, han vuelto a la novela original para transformar la historia y convertirla en una película de suspense contemporánea adaptada a la Nueva York de hoy. “Es una gran historia aún desconocida para las nuevas generaciones de aficionados al cine”, opina Scott. “El mundo, y la ciudad de Nueva York, en particular, ha cambiado muchísimo desde el año 1974”.
Fue Brian Helgeland, que ganó un Oscar por su guión de L.A. Confidencial (1997), quien propuso el proyecto al productor Todd Black, para quien Helgeland escribiera y dirigiera Corazón de caballero (A Knight’s Tale, 2001). A los productores les pareció más adecuado llevar a cabo no una nueva versión sino una readaptación de la novela. Pero esta readaptación debía diferenciarse de la primera en varios elementos, uno de los cuales fue para Helgeland desarrollar más la relación entre el secuestrador y el controlador. Según el guionista ni en la novela ni en la película del 74 no había nada que forzara a que los dos hombres intentaran meterse en la piel del otro para descubrirse.
Garber, el controlador, necesita limpiar una mancha en su reputación: una acusación de soborno que resultó en una degradación de administrador de la MTA (Metropolitan Transportation Authority) a controlador, y esto es lo que lo motiva a enfrentarse al secuestrador, una búsqueda de redención.
Como contraste, Ryder busca venganza. El Ryder de Travolta es terriblemente inteligente y un maníaco, en un momento puede mostrar compasión y al segundo siguiente explotar con una furia descontrolada. En su vida previa prosperó en la bolsa de Wall Street hasta que fue encarcelado por malversación; su motivación actual incluye ganarle una partida a la Ciudad de Nueva York.
Los personajes son tan opuestos como los mundos que habitan. “Garber trabaja para MTA NYC Transit, que en la superficie, cuando investigamos, hallamos que las instalaciones con las que cuenta son de la más alta tecnología, como la NASA”, cuenta Scott. “Cogí ese mundo, la calma y la limpieza de la alta tecnología de la MTA y la contrapuse con la oscuridad y el bullicio de las tripas de Nueva York en la red subterránea”.
El director cree que había una sola manera de lograr plasmar su visión y por tanto no quiso recrear la atmósfera del metro de Nueva York en un estudio sino que deseó desde el primer momento hacerlo en los propios túneles reales, quería sentir el sonido y el miedo de estar rodeado de trenes en movimiento, quería que el metro se convirtiera en el tercer protagonista después de Washington y Travolta. Fue un reto, entonces, filmar con temperaturas rondando los 38º e incluso más cuando se rodó bajo tierra.
Scott rodó cuatro semanas en el metro, el rodaje más largo realizado en el metro de Nueva York. La producción tenía permiso para acceder a áreas a las que la NYC Transit jamás había permitido la entrada a ningún otro equipo cinematográfico, incluyendo a los realizadores de la primera película.
Rodar en los túneles puede ser una experiencia aterrorizadora, con más de 400 trenes rugiendo y pasando a sólo unos centímetros, a la vez que el tercer carril o los conductores eléctricos, pasan aún más cerca, con los 600 vatios de electricidad que los recorren. Los oficiales de NYC Transit se mantuvieron vigilantes para garantizar la seguridad; aún así, los actores y el equipo fueron alertados, como cualquier persona que entra en los túneles, de que les podían llegar vagones desde cualquier vía, en cualquier momento y desde cualquier dirección… y todo el mundo tuvo que asumir que el tercer carril estaba activo todo el tiempo.
FUNCIONES:
GALERíA DE FOTOS:
FICHA TÉCNICA:
Guion: Brian Helgeland; basado en la novela de John Godey
Producción: Todd Black, Tony Scott, Jason Blumenthal y Steve Tisch
Fotografía: Tobias Schliessler
Montaje: Chris Lebenzon
Música: Harry Gregson-Williams
Intérpretes: Denzel Washington (Walter Garber), John Travolta (Ryder), John Turturro (teniente Camonetti), Luis Guzmán (Ramos), Michael Rispoli (John Johnson), James Gandolfini (alcalde), Ramon Rodriguez (Delgado)
Distribución: Cinematográfica Blancica
Guion: Brian Helgeland; basado en la novela de John Godey
Producción: Todd Black, Tony Scott, Jason Blumenthal y Steve Tisch
Fotografía: Tobias Schliessler
Montaje: Chris Lebenzon
Música: Harry Gregson-Williams
Intérpretes: Denzel Washington (Walter Garber), John Travolta (Ryder), John Turturro (teniente Camonetti), Luis Guzmán (Ramos), Michael Rispoli (John Johnson), James Gandolfini (alcalde), Ramon Rodriguez (Delgado)
Distribución: Cinematográfica Blancica