DIRECTOR
SINOPSISDarren Aronofsky
Randy "The Ram" Robinson es un luchador profesional, ya retirado que, tras haber sido una estrella en la década de los ochenta, trata de continuar su carrera en el circuito independiente, combatiendo en cuadriláteros de tercera categoría. Cuando se da cuenta de que los brutales golpes que ha recibido a lo largo de su carrera le empiezan a pasar factura, Randy decide poner un poco de orden en su vida; intenta acercarse a la hija que abandonó, Stephanie, a la vez que trata de superar su soledad con el amor hacia Cassidy, una streaper.
REFERENCIA
Pese a integrar una buena parte de la cultura norteamericana desde hace décadas con su insólita mezcla de comedia, patetismo, y crudo realismo, nadie ha realizado nunca un film serio sobre la lucha profesional. Eso es algo que Darren Aronofsky ha querido cambiar desde que comenzó a hacer películas.
Sus primeros tres largometrajes como director, cada uno de ellos objeto de gran reconocimiento, le llevó en direcciones enormemente divergentes. Su debut, Pi(1998), un thriller sobre un matemático que busca un número que podría cambiar el mundo, le significó el premio al mejor director en el Festival de cine de Sundance además de un premio Independent Spirit al inventivo guión también de Aronofsky, en que por otro lado se habla de la búsqueda de conocimiento, poder y de Dios.
A continuación, dirigió el mordaz drama Réquiem por un sueño (Requiem for a Dream, 2000), basado en la novela de Hubert Selby, que resultó nominado a los Oscars, acerca de cuatro personas cuyas vidas se van al traste por adicción a las drogas. Tras este título, realizó la muy estilizada fantasía de ciencia-ficción La fuente de la vida (The Fountain, 2006), una historia épica de amor y mortalidad que se expande a lo largo de más de 1.000 años.
Ahora, con El luchador (The Wrestler. 2008), emprende un nuevo rumbo con este drama descarnado, áspero, directo, e intensamente emotivo. Aunque Aronofsky no ha sido nunca un fanático de la lucha libre, sí recuerda haber ido de niño a ver el enfrentamiento entre Hulk Hogan y Tony Atla en el Madison Square Garden. Desde entonces, siempre le ha intrigado la cuestión de cómo debía ser realmente vivir en ese mundo. “La idea de realizar una película acerca de un luchador llevaba dando vueltas en mi cabeza desde hacía seis o siete años” —explica Aronofsky—. “Comencé a desarrollar algunas ideas con el productor Scott Franklin [quien también había producido Pi y Réquiem por un sueño], de quien descubrí que de pequeño era mucho más aficionado a la lucha libre de lo que yo era y sabía algo sobre el tema. Y cuanto más indagábamos en aquel mundo, más interesante se iba mostrando. Más tarde conocí al gran escritor Robert Siegel, que fue el editor de “The Onion”, y le hablé de la idea, que pilló al instante. Los tres empleamos los tres siguientes años desarrollando juntos la historia que se ha convertido en la película resultante”.
Así se creó el personaje de Randy “el Carnero” Robinson, un hombre atrapado en una cultura donde la disponibilidad de héroes populares es algo que todo el mundo acepta como verdad absoluta. Uno obtiene sus quince minutos de fama y entonces, antes de que te des cuenta, la gente se gira para vitorear a alguien más joven, más fuerte, más llamativo, e incluso más loco que tu. Sin embargo, el deseo de ser amado, de ser adorado, de ser el vencedor mítico, aunque sea por esos pocos excitantes minutos que has estado en el escenario, jamás se va ya. En el caso de Randy, lo que le empuja adelante con la mayor de las intensidades es recuperar esa sensación heroica, con el único combustible de una absoluta fuerza de voluntad, puesto que su cuerpo hace tiempo que dejó su mejor momento.
El guión resultante de Siegel era, superficialmente, la fábula arquetípica de un héroe del deporte pisoteado en busca de un último triunfo, pero por debajo, en lo más esencial de la historia, está una dura y escabrosa parábola a lo Hemingway acerca de la lucha por el honor, la dignidad y el amor entre hombres y mujeres en el lado de la vida más despiadado.
“El luchador tiene elementos de film deportivo, pero siempre la he entendido como un drama humano, mucho más en la línea del retrato íntimo de una vida” —comenta Aronofsky—. “No hace falta ser un seguidor de la lucha libre para disfrutar el film. Habla de una persona cualquiera que un buen día se despierta y se da cuenta de que ya no puede hacer lo que llevaba haciendo habitualmente, las cosas que le importaban. Se trata de ese momento en la vida que mucha gente afronta”.
Desde el principio, Aronofsky también entendió la historia con algo de humor. Desde la extravagancia de unos personajes excesivos y unas técnicas creativamente chocantes, en el ámbito de la lucha libre, hasta la actitud irreverente del mismísimo Randy, particularmente cuando asume un puesto de trabajo tras el mostrador de una tienda de delicatessen para poder llegar a fin de mes, todo ello era una ocasión que aprovechar por parte del director para apuntar a otra dirección distinta, donde explorar no sólo los placeres cómicos de la lucha libre sino las extrañas y oscuras absurdidades de la vida corriente.
El luchador ha significado el resurgimiento de Mickey Rourke, actor que alcanzó cierto renombre en los años 80. Era el favorito en el Festival de Venecia y en los premios Oscar, se le daba como el seguro ganador. En ambos casos perdió, pero ganó el Globo de Oro, mientras que la película se alzó con el León de Oro de Venecia y fue inexplicablemente ignorada por la Academia para los renglones principales.
FUNCIONES:
GALERíA DE FOTOS:
FICHA TÉCNICA:
Guion: Robert Siegel
Producción: Darren Aronofsky y Scott Franklin
Fotografía: Maryse Alberti
Montaje: Andrew Weisblum
Música: Clint Mansell
Intérpretes: Mickey Rourke (Randy Robinson), Marisa Tomei (Cassidy), Evan Rachel Wood (Stephanie Robinson), Mark Margolis (Lenny), Todd Barry (Wayne), Ernest Miller ("El Ayatollah"), Judah Friedlander (Scott)
Distribución: Cinematográfica Blancica
Guion: Robert Siegel
Producción: Darren Aronofsky y Scott Franklin
Fotografía: Maryse Alberti
Montaje: Andrew Weisblum
Música: Clint Mansell
Intérpretes: Mickey Rourke (Randy Robinson), Marisa Tomei (Cassidy), Evan Rachel Wood (Stephanie Robinson), Mark Margolis (Lenny), Todd Barry (Wayne), Ernest Miller ("El Ayatollah"), Judah Friedlander (Scott)
Distribución: Cinematográfica Blancica