DIRECTOR

Alfredo j. Anzola

Cinco adultos mayores deciden escapar del asilo donde viven. El grupo, tras la muerte de uno de ellos, roba las cenizas y a todo riesgo escapa en un antiguo auto descapotado por las carreteras de Venezuela para cumplir su último deseo. Perseguidos por sus familiares, vivirán una gran aventura. 

Luego de Érase una vez un barco (2011), film con el cual retornaba al documental, género con el que se inició en el cine venezolano siendo considerado como uno de sus pioneros, surgido por allá en los años 60, Alfredo J. Anzola (Caracas, 1946) vuelve al cine de ficción con Más vivos que nunca (2017), una ‘road movie’ que narra las aventuras en la que se ve envuelto un grupo de adultos mayores que emprenden la misión de cumplir el deseo de una amiga fallecida.

El origen del argumento de la cinta no se inspira en hechos reales, ni de anécdotas personales. Para Laura Romero, productora y guionista, la chispa se generó tras la muerte de su abuela y a raíz de esta pérdida comenzó a escuchar historias de abuelas y abuelos de otras personas, el tema la atrapó tanto que incluso visitó varias casas hogar. Sensibilizada por el abandono en el caso de las personas de la tercera edad, emprendió una investigación que le permitió recopilar una gran cantidad de historias y casos que se sumaron a los cuentos de personas cercanas. (www.correodelorinoco.gob.ve)  

En este sentido, de acuerdo con el director, Más vivos que nunca propone reflexiones en varias direcciones. Como tema central está quizás la soledad y el abandono en los adultos mayores, aun cuando tengan mucho que dar y mucho por vivir, “que es lo que demuestran estos personajes y cuando lo hacen cobran mucha más vitalidad. Y aunque no es el objetivo de la película transmitir una enseñanza, obviamente propone reflexiones como todas las películas y es que las personas mayores se merecen todo el respeto y cariño por todo lo que han dado y por todo lo que pueden dar todavía”, ha expresado Anzola. (www.correodelorinoco.gob.ve) 

Cuando el director leyó el guion le gustó porque le pareció que “era una historia cálida. Lo primero que le dije (a Laura Romero) fue que no tenía ganas de hacer una película de viejo, ¡pa’ viejo yo! Yo quiero hacer una película de chamos, pero entonces me puse a pensar que podía meterme en esto fácilmente y además fue divertido porque los actores son contemporáneos conmigo”. (www.cnac.gob.ve) 

Son pocas las cintas venezolanas que tienen a los adultos mayores como protagonistas, recordemos los ejemplos de los films de Alfredo Lugo, La hora del tigre (1985), en el que dos ancianos huyen de un geriátrico, y de Olegario Barrera, Operación billete (1987), en el que un grupo de adultos mayores se enfrenta a unos fraudulentos banqueros.

Pero Anzola se niega a clasificar su película como de una comedia:  “Muchísima gente dice que yo hago comedia y que mis películas son comedias. Yo nunca me he planteado hacer comedia estrictamente hablando, pero yo creo que la vida hay que tomársela un poco a la 'mamadera de gallo', como es que somos los venezolanos. Cuando alguien está 'mamando gallo' es que está diciendo lo que realmente le importa”, (www.cnac.gob.ve).  

Más vivo que nunca tuvo su premier en el Festival del Cine Venezolano de Mérida, donde además ganó el Premio Especial Movistar como película más votada en las redes sociales. 

Premios

• Festival del Cine Venezolano, Mérida: Premio Especial Movistar (Película más votada en las redes sociales)

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